—Si tuviera
que admitirle algo sería que estoy completamente arrepentida de mi decisión y
mi destino —ante la inesperada aparición de la persona, Vientchat y Nieki
saltaron para ponerse de pie y mantener una pose defensiva aun sabiendo que no
tenían armas.
Frente a ellos una chica de vestimenta simple y algo
desgastada, cabello rizado atado en una descuidada coleta que permitía el
escape de mechones sobre su frente y orejas, les sonrió levantando las manos
para demostrar que no los amenazaba ni pretendía herirlos. Los dos cirqueros se
vieron entre ellos sin terminar de entender las primeras palabras de ella ni el
motivo de su presencia.
—¿Quién eres? —Vientchat no suavizó su postura aun cuando la
joven salía de entre las sombras de los árboles para sentarse sobre la roca más
alta del sitio. Sin palabras les pidió acercarse pero los dos no se movieron
provocando en ella un suave risa.
—Supongo que Hantei no les dijo que vendría hoy —ambos se
giraron a ver el cesto de ropa que Vincent les había dejado frente al río
simplemente pidiéndoles lavarlas; se miraron entre ellos confundidos porque
habían dado por sentado que ella sólo era una habitante curiosa de ese mundo y
que el líder del circo los había alejado del resto para hablar sobre la pasada
epidemia y la participación que los dos tuvieron. La joven desconocida volvió a
reír al ver a los chicos, estos se acercaron un poco hacia ella, Vientchat
estaba por repetir su pregunta cuando ella alzó su mano para detenerla—. Soy
Mayi, una de los Guardianes de los Mundos ¿les habló de eso su líder?
—Lo básico...—las primeras palabras de la extraña no dejaban
de rondar la mente de los dos cirqueros que comenzaban a comprender la situación
así se tomaron asiento frente a ella sobre el pasto—. ¿Nos probarás de alguna
forma? ¿Traerás al resto de los Guardianes? —Nieki no podía terminar de
relajarse aunque la líder de los Guardianes pareciera pacífica.
—Sólo me basta con escucharlos aunque... —se giró hacia su
derecha como si intercambiara la mirada con alguien más, los dos chicos
regresaron a la confusión— no creo que ustedes sean el tipo de los que necesita
la prueba —Vientchat y Nieki guardaron silencio sin poder entenderla—. Ya están
seguros de que no quieren volver a su mundo ¿cierto? —ambos dudaron sólo un
poco antes de asentir—. Sólo han sido cuatro años desde tu desaparición,
Nathan, y tres y medio de tu huída, Lía.
Escuchar sus verdaderos nombres de una persona que por
primera vez veían los hizo sentir un escalofrío recorriéndoles la espalda, los
dos se removieron en su lugar incómodos ya que no podían sentirse enojados por
la mención de lo que habían dejado atrás. Sin encontrar su propia voz ni la
posibilidad de ver a los ojos a la Guardiana, los dos asintieron de nuevo en
silencio.
—Como les dije en cuanto llegué, yo sí me arrepiento de mi
decisión —giró su vista hacia el cielo, colocó sus manos atrás recargando sobre
ellas su peso; la veían sonreír pero su mirada estaba siendo más honesta—.
Haber abandonado mi familia, mis sueños y mi futuro por un viaje sin final, una
vida llena de riesgos y enemigos, peleas en casi cada mundo, odio y miedo... no
fue lo que esperé esa tarde en que decidí que podía ayudar.
>>No me malentiendan, ayudar ha sido de las mejores
recompensas que he tenido junto a toda la buena gente que he logrado conocer y
las maravillas que he visto —acomodó un mechón suelto hacia atrás de su oreja
antes de volver a verlos –. Sólo tenía trece años cuando descubrí mi poder y
arrastré a mis amigos a una vida igual, a los quince años supe lo peligroso que
era seguir manteniendo a mi familia cerca y lo mucho que me limitaba hacerlo
así que tomamos un año entero para estar sólo con ellos y despedirnos
definitivamente.
—Si no querías dejarlos ¿por qué seguiste ayudando?
—Vientchat había leído algunos libros junto a su viejo amigo, muchas veces
habían hablado de lo afortunados que eran los protagonistas para dejar la
monotonía de las vidas normales para adentrarse en mundos con aventuras y
descubrimientos, escuchar a la guardiana les hacía ver que no para todos podía
ser una alegría.
—Porque era lo que debía hacer, fuerzas mayores a mi
voluntad ya me habían designado para este papel tan grande —volvió a sonreír
hacia su derecha como si se disculpara—. Fuera del arrepentimiento que nunca me
abandonará, disfruto ser quién soy y de lo que debo hacer.
>>Hoy tengo veintidós años, hace un año volvimos a
nuestro mundo donde yo me encontré con mi hermano como un anciano en los
últimos días de su vida y la tumba de mi mamá; es triste verlo de esa forma
pero mi querido hermano me aseguró que fuera de lo mucho que me extrañaron,
nunca fueron infelices —secó su rostro con la manga de su sudadera, les sonrió
de medio lado mientras se ponía de pie—. Si nunca me hubiera ido a cumplir con
mi destino, un vacío dentro de mí me habría hecho la vida infeliz e incompleta,
aún cuando me lograra olvidar de todo.
—¿Por qué nos cuentas esto? —sin responder, la chica les
indicó seguirla de regreso al circo, ambos planearon negarse hasta que les
respondiera, pero al verla continuar su andar, recogieron las cestas y trotaron
para alcanzarla—. ¿Esperas que nos arrepintamos o cuál es el objetivo?
—Lo hago porque así lo quiso nuestro "destino"
—avanzó sin esperarlos, reservó sus palabras hasta que se encontraron entrando
al claro del circo—. El que se arrepientan o no ya no es la interrogante, sé
que no lo harán y que estarán bien viajando con Hantei pero les advierto algo,
parecerá fácil pero habrán sucesos que los harán querer abandonarlos y por ello
les quiero pedir esto —por fin se detuvo, se giró observándolos seriamente, más
atrás vieron a otros desconocidos comenzar a acercarse intuyendo que se
trataban del resto de los Guardianes—. Nunca pidan volver al pasado, no dejen a
este circo por cosas que nunca van a volver aunque parezca que es posible.
Caminó hacia sus compañeros, Mayi se fue hacia la carpa con
dos chicas y un chico de la misma edad que ella, les sonrieron como saludo para
después despedirse momentáneamente de los dos Guardianes restantes de aspecto ligeramente
mayor a los cuatro.
—Sonará repentino, pero necesitamos que vengan con nosotros
—antes de su petición, Ryushi se tomó un momento para presentar al resto de los
Guardianes junto a Shayanu, explicándoles que los cuatro que se fueron eran del
mismo mundo mientras que ellos dos eran los que habían metido a Mayi en la
tarea de ayudar y cuidar de los mundos, al decirlo se habían mostrado
inexpresivos aunque la forma en que hablaron les dio a entender que sentían
algo completamente diferente del orgullo.
Mayi regresó con sus amigos apareciendo una puerta común y
corriente a su lado, los dos se sorprendieron de la formalidad que tenía ese
portal comparado con los que usaba Hantei. Todos entraron antes que ellos, la
líder de los Guardianes les sonrió despreocupadamente.
—Ya le he pedido permiso a su jefe así que vamos —los dos
sentían que debían ir aún cuando no tenían idea de a dónde los conducirían, sin
embargo sentía un poco del nerviosismo hacia lo desconocido. Se vieron entre
ellos—. Los necesitamos, ella los necesita.
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Este escrito lo pensé y escribí, como borrador, hace ya algunos años cuando pasé por una etapa en que no había escrito mucho. Mayi y sus otros 5 amigos de La Hija Preferida de Dios se volvieron los Guardianes de los Mundos en todas mis historias que tiene que ver con los saltos de los mundos, algún día les escribiré la relación que tendrán con los chicos de Herederos. En este fragmento usé a Vientchat y Nieki porque fueron lo que escribí después de mucho tiempo (de hecho dudo pero creo que los escribí antes de Herederos...), el caso es que Mayi los visita porque debe juzgarlos para asegurarse de que viajarán entre mundos sin causar daños y porque los llevará a conocer al resto de los personajes. También la escribí porque quería hacer un "lo que pasó después" o epílogo de la historia de ella, quería dejar fijo que Mayi y sus amigos dejaron su mundo y sus familias por su nuevo "trabajo" y la quería imaginar siendo mayor pues sólo la conocía de 13 y 15 años y ella es mi primer personaje favorito.
Una cosa más que quería explicar con esto es que mientras más se alejen de su mundo natal, mayor será el tiempo que los separe de él. Lía tiene 4 meses con el circo, pero en su mundo pasaron ya 3 y medio años. Es algo que suelo repetir en mis historias además de los Guardianes.
Nos leemos mañana en la entrega de mi siguiente historia~
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