lunes, 20 de julio de 2015

Primer Tú

Estás recostada o recostado sobre el pasto, un gran árbol de ramas caídas impide que los rayos del sol te den directo en los ojos; cuando volteas, logras ver un poco de las nubes, moviéndose lentamente sobre todos y formando cuanta figura pueda existir o deformándose hasta no ser más que un pedazo blanco como algodón cortado. Hay tantos ruidos a tu alrededor que sólo concentrándote de verdad puedes distinguir cuáles son naturales, los pocos que puede haber, y cuáles son humanos. Pero a pesar de todo, tú no estás concentrado en eso, ni siquiera parecería que está a tu alrededor. No, tú estás muy lejos de ahí…

Frente a tus ojos pasa corriendo uno de los personajes que más alabas, una de las figuras fantásticas que más anhelas conocer, el paisaje es tan bello como alguna vez lo imaginaste detrás de tus párpados; los sonidos, los olores, las luces, todo parece verdadero. Y sin que te des cuenta ya no estás sólo ahí parado admirándolo todo, ahora estás en un búsqueda de algún tesoro o persona importante que fue robada o revisando las evidencias para poder llegar al fondo del misterio, o tal vez en medio de una gran guerra liderando a valientes guerreros que defienden una causa común, o incluso puedes estar en una habitación oscura, esperando a que aquel ser malévolo abra la puerta de una patada y te ataque.


Pero toda felicidad siempre tiene un final. Una voz, un timbre, un claxon o un movimiento te ha regresado a la realidad, tu espalda ha quedado húmeda por el pasto, un pequeño insecto recorre tu abdomen tranquilamente. Has regresado a la realidad, debes cerrar ese preciado objeto de tinta y papel, la hora de hacer lo que debías hacer ha llegado y la historia tendrá que esperar, ese mundo esperara a que regreses a revivirlo y te vuelvas de nuevo uno con la lectura.

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