jueves, 12 de noviembre de 2015

2. Seguir

Lo único que cruzó su mente al notar la similitud de su mirar fue que ella no era anormal después de todo. Con una de sus preocupaciones eliminadas, terminó de dar su paso sólo para ser interrumpida de nuevo por el llamar de una enfermera que corría para alcanzar la salida y a ellos.

—¡Esperen un poco, por favor! —tendría cinco años más que ellos, aparentemente; llevaba un uniforme que del uso había cambiado su color blanco por uno amarillento lleno de arrugas y manchas de diversas coloraciones y formas. Se paró frente a ellos a recuperar el aliento con la mano derecha sobre su pecho y con la izquierda deteniendo en su hombro las correas de un par de mochilas—. Estas son sus pertenencias, se encontraban bajo las camas que ocuparon así que seguramente llegaron con ellas.

A la chica le entregó una mochila verde militar con una sola correa mientras que al chico le entregaba una de color azul marino con las correas para llevarse en la espalda. Como era costumbre en el atareado personal del hospital, la enfermera los dejó sin dar más explicaciones o permitirles retenerla con preguntas.

Dentro de la mochila ella encontró una bolsa de plástico rota sin nada dentro, fue hasta que examinó por segunda vez cada uno de los rincones dentro de la mochila que se encontró con una porción que aparentaba haberse roto, fue en ese lugar donde extrajo una cadena dorada adornada con una placa plateada en cuyo frente se marcaba un sola palabra: Kiza. Sin estar segura de cómo tomar eso, se colocó el collar, lo escondió bajo su ropa y por fin dio el paso hacia su camino lejos del hospital.

No estaba segura de si la palabra era siquiera un nombre o no aunque estaba un poco convencida de que no se trataba del nombre común de algún objeto; por ello fue que decidió tomarlo como propio hasta que recordara el que le correspondía.

Su camino comenzó siguiendo la línea de sus pensamientos sin memorias, trató de apegarse a lo que acababa de ver dentro del hospital en un intento por relacionarlo con cosas que hubiera vivido antes, sin embargo su cabeza la obligó a detenerse cuando sintió dolerle. Además de que notó que no se encontraba sola.

Desde que había dejado la entrada del edificio lleno de heridos, su camino había sido aleatorio aunque sin abandonar la idea de dirigirse hacia la parte derecha del camino. Escuchaba los pasos de alguien detrás por lo que trató de aumentar su velocidad recibiendo como respuesta la imitación de esa persona que alcanzó a percibir que se colocaba a su lado así que intentó detenerse ligeramente para que se pasara y la dejara de hacer sentirse perseguida, sin embargo resultó de nuevo en una copia de sus acciones.

Sintió miedo sin entender por qué debería estar asustada al mismo tiempo en que sentía un deseo de saltar sobre esa persona para amenazarla y obligarla a que la dejara en paz. La confusión de su mente la obligó a decidirse por detenerse y enfrentar a ese extraño perseguidor que resultó ser el mismo chico de antes.

—¿Por qué me estás siguiendo? —la misma pregunta salió al mismo tiempo de ambos chicos, tratando de olvidar su sorpresa por el raro acontecimiento, ambos volvieron a hablar de la misma manera— Yo no te sigo.

Ambos bajaron la mirada sintiéndose apenados y contrariados por la situación, por unos segundos se mantuvieron en silencio esperando a que el otro hablara ya que casi estaban seguros que en el momento en que alguno reintentara hablar se repetiría el diálogo pasado, por eso la chica decidió no hablar más hasta que él lo hiciera con el ligero sentir de que realmente sería él quien lo haría.

—Mira, yo sólo comencé a caminar hacia este lado sin una razón en particular —comenzó a explicar el chico, relajando completamente el ambiente con su voz suave—. Ni siquiera había notado que venías adelante de mí hasta hace unos pasos... —luego de otro corto silencio, ambos por fin enfrentaron las miradas sin seguir con la amenaza en ellos—. Sinceramente, no recuerdo nada, desperté con la memoria en blanco así que... dejando su frase inconclusa se encogió de hombros.

—Yo... Me pasó lo mismo —la chica llevó su mano a la frente, algo en ella le decía que la situación se estaba tornando completamente extraña, que no debía confiar en que fuera real, sin embargo el rostro de ese chico le daba un tonta seguridad y confianza. Había estado sintiendo un hueco en su existencia a causa del vacío de su memoria, había sentido un dolor y añoranza por lo que imaginaba que había perdido, pero ahora frente a él, todo el ruido en su cabeza y el dolor disminuía—. Yo no estoy segura... creo que me llamo Kiza porque esto se supone que me pertenece —exteriorizó su collar para que el chico pudiera verlo. Formar ese nombre con su voz la hizo creer que realmente le pertenecía.

—En ese caso el mío debe ser Yone —le mostró un collar similar al suyo con esa única palabra escrita en él. Pasaron de nuevo unos segundos en silencio, sólo observando los accesorios que de verdad parecía haber sido hechos para identificarlos—. Viajemos juntos, volvamos a aprender de este lugar juntos.

La idea sonó tan descabellada para Kiza tanto como para Yone, no obstante sabían que era la forma menos dura de enfrentarse a ese mundo que desconocían por completo. Tendrían quién les cuidara las espaldas y complementara lo que alguno de ellos se olvidaba de ver o de pensar, si no tenía viejas memorias podrían crear nuevas o ir recobrando las perdidas. Por eso fue que Kiza asintió sin remordimientos ni dudas.

Ya no era más una chica o un chico de mirar perdido y apariencia infeliz caminando solos, sin rumbo fijo o aleatoriamente, ahora era un par de chicos explorando discretamente el territorio que los rodeaba. El miedo nunca desaparecería mientras nada en ellos recordara pero gracias a su mutua compañía podrían soportarlo de ahora en adelante.


Siguiendo su camino, alcanzaron el extremo este de la ciudad a poco del anochecer. El ambiente se había tornado mucho más frío provocando que su aliento se escapara en forma de humo que rápidamente se disolvía, cada uno se abrazaba a sí mismo tratando de mantenerse calientes dentro de esas delgadas sudaderas negras que ambos traían, las cuales tenían diseños diferentes aunque el material fuera similar; tampoco sus pantalones les estaban ayudando a mantener la temperatura que el constante andar trataba de aumentarles.

Estaban a un costado de los edificios de apariencia menos desastrosa, decidieron que seguirían caminando hasta que la luz ya no les alcanzara cuando una alarma comenzó a sonar haciendo un molesto eco entre las calles desiertas. Ambos se voltearon a ver al inicio del ruido, se encogieron de hombros y siguieron caminando esperando encontrar la fuente del ruido o más personas. Poco a poco el sonido de aviones surcando los cielos cercanos, los motores de los automóviles poniéndose en marcha y el sonido de las armas fueron llenando el lugar conforme la luz se debilitaba mientras que ellos seguían avanzando con el frío como única preocupación.

1 comentario:

  1. Ahora leí esta parte \*^*/
    Son muy valientes por preocuparse sólo por el frío, aunque el ruido desde la alarma hasta las armas debió darles al menos un poco de temor porque de por si caminan por lugares que no conocen (?)
    Me gustó el nombre de Kiza!
    Y ahora pienso que podrían ser hermanos (espectulaciones~)
    Gracias por compartirla ouo9

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