jueves, 5 de noviembre de 2015

1. Descubrir

El día era frío, las ventanas del hospital se encontraban empañadas con dispersas gotas recorriéndolas hasta que el marco las detenía. Era el calor de tanta gente junta la que provocaba esa humedad en el cristal pues la habitación que ayer podía haber sido para albergar a diez personas, hoy la llenaban veinte camas puestas tan cerca unas de otras que poco espacio tenían los pacientes para caminar. La guerra por el líquido vital había dado inicio siete meses atrás.

Los primeros países donde se terminó el suministro del agua fueron los más grandes cuyas poblaciones habían crecido de tal forma que el abasto en general se estaba volviendo insuficiente, sin embargo los más ricos en el recurso se vieron lo suficientemente humanitarios para venderle a un precio justo una porción de su riqueza.

La solución al problema previsto desde hace muchos años trajo meramente una calma pasajera que se vio acabada cuando la codicia de aquellos limitados creció en contra de los que creían que se aprovechaban de su pérdida. Las tropas fueron enviadas, poco a poco fueron robando por la fuerza el territorio de los países que habían tenido reservas aunque muchos de estos decidieron defender a costa de la seguridad de su gente.

Por eso era que los hospitales se encontraban llenos de heridos. Las enfermeras corrían por los pasillos tan rápido como el cansancio de días de trabajo sin descanso les permitía; los doctores laboraban hasta caer exhaustos aún contando con los voluntarios y el rápido movimiento de la gente que no necesitaba más de unas simples suturas.

Era en una de esas habitaciones donde se encontraba una chica de poco menos o más de catorce años. Despertó sintiéndose tan cansada como si no acabara de abrir los ojos, el sonido a su alrededor le parecía distante hasta que poco a poco fue aclarándose junto a la nitidez de su mirada sintiendo la luz artificial molestarle de tal forma en que la sentía perforar sus ojos hasta su cerebro, por ello fue que se cubrió con su brazo.

Buscando alejar su mirada de la iluminación, notó que el paciente a su lado era un chico aparentemente mayor a ella que dormía con una expresión de relativa calma. La imagen del chico, el clamor de gente llamando por fuera y los quejidos de otros heridos, le despertaron la curiosidad completa por el lugar así que se movió para sentarse, mas el movimiento le provocó un fuerte dolor en su costado izquierdo que no hizo más que por fin eliminarle toda la somnolencia que aún la agobiaba para darle importancia a la realidad.

Examinó la venda que cubría su abdomen, suavemente paseó los dedos donde las gasas estaban en contacto con la supuesta herida que la molestaba. Antes de que terminara su exploración, un apresurado médico llegó a su lado, ella percibió el olor a sudor y sangre en el adulto que removió unas hojas en su desgastada tabla después de revisar el número de cama en el que la chica se encontraba.

    —Veo que por fin ha despertado, dígame ¿le molesta mucho la herida? ¿tiene algún otro síntoma? —sin voltear a verla leyó todo lo escrito en la hoja, ella confundida lo observó sin decir nada hasta que este por fin la enfrentó con la mirada instándole a hablar de una buena vez. Ella sólo negó con la cabeza—. Bien ¿cuál es su nombre? ¿Tiene algún familiar al que podamos tratar de localizar por usted?

Abrió la boca cerrándola en seguida, bajó la cabeza para observar sus manos y después regresar su vista al médico que parecía ver a su alrededor en busca de otros pacientes que también pudiera atender sin perder demasiado tiempo; al regresar su mirada a su actual paciente se sorprendió de ver el cambio de su expresión confundida a una de desesperación: —No lo sé, no puedo recordar nada...

Volviendo a su acelerada calma, el adulto examinó la cabeza de la chica en busca del golpe que le hubiera causado la amnesia, al no encontrarse con nada por el estilo le pidió esperar un poco. La joven se llevó las manos a la cabeza mientras trataba de forzarse a recordar lo mínimo como el origen de su herida, su nombre, el sitio de donde venía o al cual regresar, sin embargo nada llegó a ella.

En poco menos de diez minutos regresó el médico con un pedazo de papel que envolvía diez pastillas de las cuales le hizo tomar dos con una ínfima cantidad de agua dentro de un cono de papel: —Siento mucho tener que decirle esto, no obstante, nosotros ya no podemos hacer más por usted, así que salga de aquí en cuanto crea que ya se siente mejor; busque un refugio y permanezca ahí.

Sin esperar preguntas de la joven, el médico dejó el lugar para volver a su ronda con los pacientes mientras que ella permaneció observando el papel que envolvía la medicina el cual le decía el horario en que debería tomarla además de la forma en que debería tratar su herida. El dolor en su cabeza fue disminuyendo conforme se rendía a la búsqueda de respuestas, dejó de ver lo entregado para concentrarse en el exterior que la ventana le permitía ver: la ciudad humeaba, el cielo gris aumentaba la percepción del desastre, en intervalos largos y aleatorios pasaban avionetas por el cielo y vehículos de guerra por las calles perceptibles desde ese punto. La guerra era palpable con esa sola vista, sin embargo ella no podía entender si eso era normal o no.

Bajaba de la cama cuando notó su paciente contiguo removerse en señal de su despertar. Dejó la habitación cuando una enfermera entraba para ayudar a ese mismo paciente que acababa de tomar asiento en la cama.

Al salir se topó con un pasillo repleto de más camas con muchos más heridos, incluso algunos sentados en el suelo, unos más haciendo compañía y otros cuantos pasando de cama en cama como si buscaran a alguien en especial. El camino que recorrió tenía sonidos más fuertes que en la habitación; escuchaba los sonidos de las máquinas que no lograba comprender, escuchaba y veía el sufrimiento de la gente manifestado con lágrimas y quejidos, presenció el dolor de una persona al abrazar a otra que había dejado de respirar. Todas esas imágenes llegaban a ella sin significado ¿por qué tienen esa expresión? ¿cómo es que su rostro parece mojado? ¿está así por esa persona? ¿así como ellos pudieron haber llegado, ella lo hizo también?.

Tratando de alejarse de la creciente confusión, entro a la única habitación sin camas donde un espejo largo, sucio y ligeramente roto ocupaba la mitad de una de las paredes del cuarto. Un baño. Observó a la chica reflejada sin reconocerla; dudando de la realidad que le mostraba, llevó su mano derecha a su cabeza recibiendo como respuesta la imitación de la otra persona así que se acercó aún más para terminar de conocerse.

El cabello castaño le caía sin forma hasta diez centímetros abajo de sus hombros, estaba enmarañado y lleno de tierra, su piel parecía más oscura por la suciedad; lo que llamó su atención fue que su iris izquierdo era rojo mientras que el derecho era violeta, recordaba que el médico y algunos de los pacientes de los pasillos tenían ambos ojos del mismo color. Detuvo su inspección al notar a un hombre adulto entrar, este no interrumpió su camino a uno de los compartimentos con retretes por verla, así que ella decidió salir.


Después de unos intentos y vueltas equivocadas, logró encontrar la salida del hospital; permaneció unos minutos en el primer de los escalones observando los alrededores mientras intentaba decidirse por qué camino seguir. Frente suyo se abría un amplio camino hacia la ciudad humeante, del lado derecho se alzaba lo que parecía un seco y deteriorado bosque al igual que en el lado izquierdo. Se preparaba para dar ese primer paso cuando notó a alguien más salir detrás de ella, de reojo notó que era el mismo chico que había dormido en la cama contigua; al igual que ella, se detuvo en el lugar para analizar las opciones que lo llevarían lejos de ese lugar. Fue así como pudo distinguir su mirada por unos cortos segundos, suficientes para demostrarle que tenían la misma coloración que los de ella.

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Primer capítulo de mi historia: Olvidados pero Juntos que les presenté aquí. Espero lograr traerla semanalmente e intercalarla con la nueva que ya estoy escribiendo. Si llego a tardar con ella, a pesar de que ya está completa, es porque la estoy re-escribiendo así que ténganme paciencia. Nos leemos luego~

1 comentario:

  1. Por fin pude leer algo de ti, Betta!~
    Me gustó mucho como empezó la historia, con la descripción del cuarto (no sé porque me agradó pero estuvo muy bien)
    Tal vez en el siguiente capítulo se aclare mi duda pero por el momento preguntaré: la gente normalmente tiene ambos ojos morados o ambos rojos?
    Ah y me esperaba ver al chico de al lado dado al énfasis que le pusiste en la redacción, pero no me imaginé que tuviera los mismos ojos que ella! Fue perfecto~ \*^*/
    Espero leer más de ti!

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