lunes, 11 de mayo de 2015

Necesidad

Cuarta y última entrada al concurso.
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El dolor en mi hombro izquierdo, muy cercano a mi clavícula, me despertó instantáneamente y al principio lo agradecí ya que debería estar prestando atención a la poco interesante ponencia que nos habían forzado a ir. Mi amigo estaba por burlarse de mí de nuevo por dormir pero al escuchar mi queda protesta por el dolor se mostró preocupado así que le dije que estaba bien mientras me levantaba para molestar a los compañeros de los asientos contiguos que obstruían mi huída. Había querido salirme desde que el hombre había empezado a hablar porque sabía que mi escaso sueño de la noche anterior traería las pasadas consecuencias.

Me recosté en un lugar alejado del auditorio debajo de un árbol cuyo tronco estaba formado por dos ramas gruesas que se entrelazaban en un abrazo interminable; el dolor poco a poco había disminuido aunque las punzadas aún eran un problema. Me permití volver a los pensamientos ilógicos sobre el dolor que no me pertenecía mientras cerraba los ojos. No era el primer malestar externo que me daba sin que yo me hubiese golpeado o de los internos en zonas sin órganos culpables, aunque sí era un tanto más fuerte de lo normal; estas molestias mi mente soñadora los había empezado a imaginar como si no fueran míos sino que yo era un medio para que alguien soportara un dolor mucho mayor en la misma zona. Obviamente me dormí.

El aire a mi alrededor cambió, fue el olor lo que me hizo despertar y de un salto ponerme de pie para ver la noche sobre la escuela, sin embargo el día parecía igual aunque había muchos más árboles de los que yo recordaba haber visto antes de cerrar los ojos. El inusual árbol estaba en su mismo lugar, mi lógica me llevó a caminar hacia la dirección donde mi grupo había estado pero sólo terminé llegando a algo parecido a un campamento donde los pocos que se encontraban fuera de sus tiendas tenían un aspecto desgastado y demacrado. La sorpresa no me detuvo pues pasos antes ya había intuido una locura como esa, en su lugar me quedé quieta al recordar que en las historias siempre que inspeccionaban un sitio y trataban de alejarse, una rama seca o un arbusto hacían que el silencio se rompiera y te descubrieran; revisé todo a mi alrededor para evitar un infortunio similar, ya que estaba por dar mi paso en retroceso un objeto puntiagudo se incrustó en la mitad de mi espalda, después una voz masculina me ordenó voltear lentamente.

—Te dije que ya no tardaba —el aspecto engreído del hombre de más de treinta años no me importó, lo que atrajo toda mi atención fue la persona a su lado que con una notoria mueca de dolor apretaba la mano en su hombro izquierdo cubierto por una venda, ella le lanzó una mirada irritada.
—No era necesaria aún... aparte odio hacer esto —su mirada se detuvo en el suelo frente a su pies, tal como yo lo habría hecho si fuera yo la incómoda. Verla era como estar frente a un espejo un tanto distorsionado pues su apariencia era como la mía exceptuando la ropa y que ella parecía exhausta de verdad.
—Cuando dejes de equivocarte tanto y cumplas con tu destino esto dejará de pasar —la reprendió mientras le pasaba un cuchillo que tomó a regañadientes.

—Lo siento, mi magia y mi vida han vuelto a alcanzar su límite... sólo mi corazón puede restablecerme para cumplir el destino al que estoy encadenada —el filo brilló antes de desgarrar mi garganta. 

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Ya no me sentía con el mismo entusiasmo con el que entré al concurso por lo que en este último escribí lo primero que se me ocurrió, aunque no es tan aleatorio como parece. Este reto final pedía un escrito libre que no tuviera más de 600 palabras, el mío después de tres intentos logró 596 palabras, sin embargo me dio mucho coraje que otros concursantes pidieran permiso por unas palabras más, y lo peor de todo es que fueran ellos los ganadores. En un concurso real y serio si te están pidiendo has 600 palabras, no te dan permisos de nada y te descalifican en el caso de que falles por aunque sea 1 sola palabra además de que no hay prórrogas en el tiempo.

Motivos más por los que de verdad odié el concurso, por lo irregular y poco útil ya que los pocos jueces que aún se interesaron por hacer su trabajo, no dieron críticas de verdadero peso. Por ello es que ya nunca volveré a entrar en concursos así, o al menos no por un tiempo.

Ahora, sobre este relato. Tiene un tema que me ha estado dando vueltas por un tiempo y es eso de nuestros otros yo en diferentes mundos además del dolor referido. A pesar de todo, me agradó como quedó aunque sólo yo lo entienda, por eso es que me agradaría hacer una versión más grande. Oh... de hecho la iluminación completa ha llegado con la unión de diferentes puntos sueltos y deseos que tenía.

Y bueno, mientras fantaseo con esa posible nueva historia, nos leemos el jueves con la 15° historia.

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