jueves, 28 de mayo de 2015

Sin título


Año aproximado: 2011.
Estado: en proceso.
Personajes: Sofia, Christopher, Hanna y Alejandro.

"El lugar donde nos obligan a estar no le gusta a nadie; huele mal y es muy pequeño. De mañana a tarde nos dejan salir al aire "libre", un espacio donde ahora casi todo el pasto está muerto, que no es más que un espacio con más rejas y cristales."

"La Tierra ahora es un lugar bastante silencioso y casi tranquilo, el cielo ha tomado un mejor color, el viento vuelve a ser refrescante y un poco más limpio. De verdad deseo que este castigo impuesto sobre los humanos dure mucho tiempo más, porque sé que tarde o temprano ellos volverán a cometer las mismas estupideces y que tendremos que volver; aún cuando Ella siga creyendo que no será así."

Un castigo a los humanos es la sinopsis de esta historia, fin. Está escrita desde dos puntos de vista, uno por capítulo, siendo la primera cita desde el punto de vista de una humana muy positiva llamada Hanna y la segunda de uno de los "emisarios" de la Tierra que odia completamente a los humanos.

La escribí en mis tiempos depresivos donde también era de los típicos adolescentes con intentos de ecologistas. Estaba en desacuerdo con muchas de las atrocidades que se cometían contra los animales y las plantas en general, odiaba la violencia contra estos, los experimentos sobre ellos, su explotación y encierro de los animales, y tala de árboles bajo cualquier motivo. Darme cuenta de esas cosas despertó a mi yo que no sabe más que odiar, odiar a los humanos únicamente.

Investigué, muy en contra de mi malestar, la mayoría de los actos crueles que se cometían, investigué de peleas de perros, gallos, corridas de toros, de zoológicos, circos con animales, de maltratos diferentes, de ventas y compras, de deforestación, quema y muchas cosas más. Acumulé todas, me enojé aún más pero decidí que escribiría esta historia con el único fin de hacer que las personas notaran el mal que hacían. Fue la primera vez que sentí que debía escribir para publicar, para que lo leyeran más personas que no fueran únicamente mis amigos, a mis 16 años por primera vez soñé en publicar una novela. Sin embargo, cinco años han pasado y sigue detenida. Aún cuando tuve a mi mejor amiga animándome un poco a que la siguiera y a una amiga más pidiéndome un papel de árbol dentro de mi historia.

Tenía muchas esperanzas en esta historia, tanto que releí infinitas veces las únicas 8 páginas que había escrito y decidí que debía rehacerlas completamente. Mejorar la redacción, cambiar escenas y orden, mejorar la separación los dos personajes tan diferentes. El título del primer intento había sido "Todo cuenta" pero no me convenció por lo que sigue estando sin nombre. Aún cuando realmente arreglé mucho el escrito, tuve motivos para detenerme que, por una parte, fueron nuevos proyectos y por otra fue mi etapa depresiva.

Los cuatro chicos del dibujo son los únicos que me detuvieron cuando estaba haciendo el boceto ya que nunca he terminado de desarrollarlos completamente, no sabía cómo hacerlos ver tan naturales y vivos como los otros porque no los conocía bien. En un inicio habitaban el mismo espacio dentro de un zoológico con otras 3 familias: una pareja con hija e hijo pequeños, una pareja con una hija dejando de ser una niña, una pareja que había estado en planes de divorcio con una hija de dieciocho años (Sofía) y uno de dieciséis (Chris), una pareja de ancianos y una pareja con un hijo de diecisiete (Alejandro), una de dieciséis (Hanna) y una de trece (Lucía). A falta de medicinas murió el hijo de la primera familia, la madre de la segunda, los ancianos y el padre de Hanna.

El otro ser, la otra parte de la historia es nada menos que un árbol con movimiento, voz y pensamientos como los nuestros; alguien que podía comunicarse con la Tierra, la que les permitió esa libertad y planeó contra los humanos, aunque era muy bondadosa y sufría al hacer sufrir a los humanos. Este ser, como ya lo dije, odiaba a los humanos y era, prácticamente, mi voz escrita y me caía muy bien porque lo hacía decirle 'humanitos' a los niños, 'pequeñas basuritas móviles' a los coches e 'intentos de insectos aéreos' a los aviones. De hecho a partir de esta historia les decía yo a los niños de esa forma, e incluso contagié a mi amiga para decirles así, pero tuve que dejar de hacerlo.

Mi idea era hacer que estos cuatro fueran de los elegidos para su liberación, para que pudieran ver lo que había quedado de sus ciudades después de 4 años de encierro, esperaba contar lo que veían, sus encuentros con otros liberados desde más tiempo y sus desencantos cuando vieran las peores condiciones de los castigos. Con el otro personaje contaría mejor de esos castigos, de lo que hicieron antes de liberarlos y de lo que él creía de los humanos.

Sigo creyendo que esta debería ser una de las historias propuestas para publicación y que debería ser escrita en la mejor forma, sin embargo he cambiado en esos 5 años de espera. Mi carrera de veterinaria me ha hecho cambiar mucho de mis pensamientos dándome a entender cosas que veía mal, haciéndome ver que ciertas cosas no están tan mal hechas y que aún hay gente peleando por mejorar. Hasta hace unos meses estaba convencida de que no podía seguirla, que ya no tenía el odio suficiente para volver a ser Él, que ya no tenía los mismos argumentos, pero me bastó una releída a mis dos intentos para saber que aún hay cosas que contar, que el haber elegido dos puntos de vista tan diferentes era mi salvación, y que no debía detenerme por no ser ya tanto como ellos porque al final no será mi historia, será la de ellos. Con eso en mente, y miles de historias más estorbando, espero poder terminarla algún día y cumplir mi sueño de abrirle los ojos a las personas con esta historia; sé que tengo la suficiente habilidad para incurrir en una polémica justa, no en una polémica proteccionista ni brutal.

Con un largo suspiro por haberme liberado, y un dolor de cabeza por todo lo que aún tengo que hacer para la universidad, me despido agradeciéndoles haberme leído. Agradezco también a la genialidad que es Blogger para dejarme escribir esta entrada el martes y para publicarla el jueves por su cuenta, gracias a la programación~ Nos leemos.

lunes, 25 de mayo de 2015

Barrios


Año aproximado: 2011
Estado: completo.
Personaje: Ryuji.

Esta es la vida que te has perdido y nosotros queremos ayudarte a que la recuperes.

Ryuji nació en un barrio muy pobre, sin embargo, sus padres eran de los que se esforzaban para brindarle todo lo mínimo necesario para que viviera feliz. A los 10 años su padre murió en un accidente laboral; su madre tuvo que recurrir a casi todo con el fin de mantener a su hijo como antes, lo que la llevo a hacerse amante de un rico cuando él cumplió los 12. Por eso fue que él se volvió blanco de los ladrones del pueblo acusándolo de que su madre manchaba la reputación del barrio, hasta que ella fue asesinada y él soportó dos años a su merced hasta que lo salvaron.

Otra historia corta que hice para mi propio beneficio, por lo que es parte del grupo de Tom y Yuuto (y de hecho están en la misma libreta) y de las que no dejaría que nadie más leyera. Es oscura, deprimente en un inicio y, ahora que la releí, su final me dejó mucho que desear así que ahora sé que fue a partir de esta que mis habilidades con los finales habían decaído (y creo que aún andan mal).

Lo interesante de esta es que se encuentra unos años después de Yuuto, considero que son 10 años después (e incluso me atrevo a decir que además de ellos, Tom forma parte del mismo mundo que ellos, sólo zonas diferentes). Lo importante del tiempo después de la historia de "Imposible de olvidar" radica en que esas palabras citadas se las dijo su psicóloga a Ryuji junto a su doctor; estos dos fueron Manaya y Tokise, respectivamente, la familia que conocía a Yuuto y quienes lo adoptaron como su hermano.

Las experiencias que Yuuto les dio a sus dos hermanos, los ayudó a terminar de encontrar su camino en la psicología y le medicina por lo que terminaron eligiendo trabajar para los niños y jóvenes que había sufrido como su amigo. Fue eso lo que los llevó a conocer a Ryuji y así ayudarlo. Manaya lo terminó adoptando como su hijo, así que él pudo continuar una vida normal.

Y creo que eso es todo, él vivió más feliz que Yuuto (*llora descontroladamente en un rincón*) además de que tuvo la surte de tener un perro llamado Kota, el cual lo basé en uno que conocí en mi segundo año de preparatoria y que dolorosamente terminó en la perrera de no sé dónde.

Perdonen que lo ponga hasta hoy pero he tenido unos días muy ocupados por culpa del final de semestre y los exámenes, de hecho hoy tampoco tenía tiempo para esto y aún así aquí estoy, rompiendo mi propio juramento y sacrificio por lo que en realidad amo. Nos leemos el jueves, espero, para la siguiente historia de la cual les quiero adelantar que tiene mucho para contarse y es toda una polémica en mi propia mente. Nos leemos~

viernes, 15 de mayo de 2015

El enemigo


Aquí están, para que conozcan mi grupo de hermanos que tanto atesoro y les comenté en la entrada pasada y en la del concurso (¿notan como hablo mucho de ellos?).

En orden estaría: Yami, Oblivion, Vita y Rien. Perdonen que aún carezca de habilidad en el dibujo pero al menos es más respetable que el primer dibujo que hice de ellos.

Ahora sí, nos leemos hasta la próxima entrada.

jueves, 14 de mayo de 2015

Cuadro nocturno



Año aproximado: 2011.
Estado: en proceso.
Personajes: Iker, Lían, Lydia y Erick.

... su misión será terminar con las criaturas que se están comiendo a pedazos a los mundos, las causantes de esos agujeros que son capaces de ver, Lydia y Erick. Si les digo que no hay regreso es porque la manera en que viajarán entre mundos es impredecible.

Poco a poco distintos mundos se han dado cuenta de la desaparición masiva de pueblos enteros o de familias, en su lugar los edificios suelen desaparecer o simplemente se encuentran sitios donde un humo rojo circula. Interesados por el fenómeno, Iker, un hechicero, y Lían, un guerrero, deciden dejar sus hogares para buscar una solución al problema. Su primer movimiento: invocar ayuda. Lydia y Erick, mellizos tan normales como nosotros, son forzados a abandonar su mundo para brindarle la ayuda que el otro par busca; lo aceptan por no volver a su mundo de origen, aún cuando desconocían las habilidades que podían desarrollar.

La segunda de mis historias en proceso. Es una más de las que me enorgullezco por la planeación que la trama posee, incluso aunque mucho de lo pensado no haya sido escrito aún. De verdad deseo continuarla ya que tengo una pequeña libreta con datos sobre los mundos que visitarán, las criaturas con las que pelearán, los enemigos que enfrentarán y porciones de la historia a desarrollar pero no lo he hecho porque está a computadora y es donde más se me dificulta escribir por las distracciones que fácilmente puedo encontrar (este blog fue una).

Como mencioné, Iker es un hechicero que es capaz de canalizar su magia en unas esferas que le proveerán el tipo de magia que deseé, él se encargó de ayudar a Lydia (con una ayuda previa mucho mayor por parte del maestro del chico) a despertar su propia magia que es capaz de canalizar apoyándose en unos zorros cuya cola, y a veces el pelo sobre su cabeza, manifestará el tipo de magia invocada. Lían es parte de una raza que conocen como Masen, la cual crea las mejores armas de su mundo además de que tienen la habilidad de aparecer a voluntad cualquier arma que hayan creado así que su fuerza radicará en lo rápido que pueden ser invocándolas, la variedad que haya forjado y la habilidad con la que lo haya hecho. Él fue quien ayudó a Erick a despertar su propio poder el cual es muy similar al suyo ya que también es capaz de aparecer armas aunque, aparentemente, las de él son creadas al momento y pueden desmaterializarse al final de su uso.

Sus principales enemigos son 5, de los que le he presentado cuatro en esta entrada, y se tratan de Rien, Yami, Oblivion y Vita. Desde que los pensé me han agradado aunque no los he hecho nacer en esta historia aún, los he usado en otras maneras con el fin de no abandonarlos y por el interés que tengo hacia ellos. Son muy poderosos, podría decir que de los más poderosos que he creado, son capaces de crear y manipular a las criaturas conocidas como Tinieblas además de sus habilidades extras: el hermano mayor es capaz de hacer cosas desaparecer tocándolas o simplemente viéndolas además de poder atravesar cualquier materia; la hermana mayor posee la habilidad de crear unos brazos negros de forma humana que llegan hasta los 8 metros de largo, aguantan hasta 2 toneladas y son tan ágiles como las propias manos de la dueña; el hermano menor controla una espada capaz de modificar su longitud, ancho y peso a voluntad del portador, es muy rápido y puede crear hasta 10 réplicas de sí mismo; y la menor de las hermanas que puede crear proyectiles de cualquier objeto, exceptuando seres vivos. Los tres primeros fueron severamente educados y entrenados por su padre, otro hechicero poderoso y maldito, quien los manda a hacer la mayoría de los trabajos sucios.

Lo que más me agrada de estos cuatro es su libertinaje. Son responsables de los peores incestos y actos pasionales, son amantes de la tortura física hacia los débiles y adictos al sexo sin importarles género o raza. Se divierten atormentando con todos los fallos que cometen los cuatro protagonistas y la traición que Vita cometió contra ellos.

Datos curiosos: a estos últimos cuatro hermanos los usé por un tiempo en un juego de rol con mi persona especial, al inicio me fue muy incómodo porque no poseía la confianza de enseñar lo que había creado a pesar de que nunca le he mostrado lo poco que llevo escrito sobre esta (de hecho ni siquiera le terminé de presentar bien a los verdaderos protagonistas ni el desarrollo de la historia). También por petición de esa persona hice un dibujo de los 4 pero fue en el tiempo en que volvía a agarrar el lápiz de dibujo así que es una abominación que pienso rehacer (y aquí está la remasterización del dibujo para que los conozcan). Fue gracias a ese rol que pude desarrollar más cosas sobre esos chicos y la historia en general, de hecho por ese juego fue que le creé el final a este relato. Por último he dejado lo más importante y es la razón de ser de este cuento, el cual lo creé cuando, en la misma página donde publiqué Olvidados pero Juntos, abrieron inscripciones para un concurso de cuentos largos, inventé esta para que fuera mi entrada pero el concurso nunca pasó de la etapa del segundo capítulo (típico ¿no? mi antigua suerte con esos eventos), sin embargo no por eso la dejé, lo hice por lo explicado anteriormente.

Me parece que eso es todo lo que tengo que contar, espero les haya agradado. Nos leemos a la próxima.

lunes, 11 de mayo de 2015

Necesidad

Cuarta y última entrada al concurso.
---------------------------------------------------------------------------------------

El dolor en mi hombro izquierdo, muy cercano a mi clavícula, me despertó instantáneamente y al principio lo agradecí ya que debería estar prestando atención a la poco interesante ponencia que nos habían forzado a ir. Mi amigo estaba por burlarse de mí de nuevo por dormir pero al escuchar mi queda protesta por el dolor se mostró preocupado así que le dije que estaba bien mientras me levantaba para molestar a los compañeros de los asientos contiguos que obstruían mi huída. Había querido salirme desde que el hombre había empezado a hablar porque sabía que mi escaso sueño de la noche anterior traería las pasadas consecuencias.

Me recosté en un lugar alejado del auditorio debajo de un árbol cuyo tronco estaba formado por dos ramas gruesas que se entrelazaban en un abrazo interminable; el dolor poco a poco había disminuido aunque las punzadas aún eran un problema. Me permití volver a los pensamientos ilógicos sobre el dolor que no me pertenecía mientras cerraba los ojos. No era el primer malestar externo que me daba sin que yo me hubiese golpeado o de los internos en zonas sin órganos culpables, aunque sí era un tanto más fuerte de lo normal; estas molestias mi mente soñadora los había empezado a imaginar como si no fueran míos sino que yo era un medio para que alguien soportara un dolor mucho mayor en la misma zona. Obviamente me dormí.

El aire a mi alrededor cambió, fue el olor lo que me hizo despertar y de un salto ponerme de pie para ver la noche sobre la escuela, sin embargo el día parecía igual aunque había muchos más árboles de los que yo recordaba haber visto antes de cerrar los ojos. El inusual árbol estaba en su mismo lugar, mi lógica me llevó a caminar hacia la dirección donde mi grupo había estado pero sólo terminé llegando a algo parecido a un campamento donde los pocos que se encontraban fuera de sus tiendas tenían un aspecto desgastado y demacrado. La sorpresa no me detuvo pues pasos antes ya había intuido una locura como esa, en su lugar me quedé quieta al recordar que en las historias siempre que inspeccionaban un sitio y trataban de alejarse, una rama seca o un arbusto hacían que el silencio se rompiera y te descubrieran; revisé todo a mi alrededor para evitar un infortunio similar, ya que estaba por dar mi paso en retroceso un objeto puntiagudo se incrustó en la mitad de mi espalda, después una voz masculina me ordenó voltear lentamente.

—Te dije que ya no tardaba —el aspecto engreído del hombre de más de treinta años no me importó, lo que atrajo toda mi atención fue la persona a su lado que con una notoria mueca de dolor apretaba la mano en su hombro izquierdo cubierto por una venda, ella le lanzó una mirada irritada.
—No era necesaria aún... aparte odio hacer esto —su mirada se detuvo en el suelo frente a su pies, tal como yo lo habría hecho si fuera yo la incómoda. Verla era como estar frente a un espejo un tanto distorsionado pues su apariencia era como la mía exceptuando la ropa y que ella parecía exhausta de verdad.
—Cuando dejes de equivocarte tanto y cumplas con tu destino esto dejará de pasar —la reprendió mientras le pasaba un cuchillo que tomó a regañadientes.

—Lo siento, mi magia y mi vida han vuelto a alcanzar su límite... sólo mi corazón puede restablecerme para cumplir el destino al que estoy encadenada —el filo brilló antes de desgarrar mi garganta. 

---------------------------------------------------------------------------------------
Ya no me sentía con el mismo entusiasmo con el que entré al concurso por lo que en este último escribí lo primero que se me ocurrió, aunque no es tan aleatorio como parece. Este reto final pedía un escrito libre que no tuviera más de 600 palabras, el mío después de tres intentos logró 596 palabras, sin embargo me dio mucho coraje que otros concursantes pidieran permiso por unas palabras más, y lo peor de todo es que fueran ellos los ganadores. En un concurso real y serio si te están pidiendo has 600 palabras, no te dan permisos de nada y te descalifican en el caso de que falles por aunque sea 1 sola palabra además de que no hay prórrogas en el tiempo.

Motivos más por los que de verdad odié el concurso, por lo irregular y poco útil ya que los pocos jueces que aún se interesaron por hacer su trabajo, no dieron críticas de verdadero peso. Por ello es que ya nunca volveré a entrar en concursos así, o al menos no por un tiempo.

Ahora, sobre este relato. Tiene un tema que me ha estado dando vueltas por un tiempo y es eso de nuestros otros yo en diferentes mundos además del dolor referido. A pesar de todo, me agradó como quedó aunque sólo yo lo entienda, por eso es que me agradaría hacer una versión más grande. Oh... de hecho la iluminación completa ha llegado con la unión de diferentes puntos sueltos y deseos que tenía.

Y bueno, mientras fantaseo con esa posible nueva historia, nos leemos el jueves con la 15° historia.

jueves, 7 de mayo de 2015

Ryotarou



Año aproximado: 2011.
Estado: completo.
Personaje: Ryotarou.

Sin embargo aún pensaba en su familia ya que no quería lastimarlos o hacerlos sentirse culpables.

Ryotarou es un chico que aún tiene una vida por delante y aún así los pensamientos depresivos no le permiten calma, al menos por unos meses.

Es una historia tan corta como la cita y la sinópsis. Originalmente la escribí para otra de esas actividades sin premio, como la 12°; estaba en un juego de rol escrito de Ángeles y Demonios, mi Ángel ya no recuerdo cómo se llamaba pero dentro de ese grupo nos invitaron a hacerle una historia donde contáramos la vida anterior de nuestro personaje así que yo lo hice a él.

Me aproveché de la oportunidad de escribir para hacerlo más personal de lo que debería haber sido, aunque claro está de que no lo comenté en la actividad. Por ello es que este chico es otro yo, como Alicia, el final de su historia fue un nuevo escape para mí, para hacer lo que aún temía hacer.

Ryotarou es mi segundo personaje favorito, razón por la que está tan cerca y tomando del hombro a Yuuto. Originalmente, por ser mi alter-ego, su cabello era castaño y sus ojos del mismo color pero decidí cambiarlo para el dibujo con el propósito de darle su propio ser y que dejara de ser mi copia aunque terminó con el cabello rojo.

He escrito un par de microrrelatos para él además de haberlo utilizado casi en todas mis cortas historias de liberación y de que es de los más cercanos a mi personaje en cierta historia donde yo puedo reunirme con ellos (algún día les contaré de esta). Es gracias a esa última que no puedo decir que él carece de desarrollo, sin embargo sí me gustaría escribirle una mejor historia más completa sin cambiar la esencia de quién es él; ojalá algún día sepa cómo.

Una vez más les traigo una corta entrada que, además, me hace llegar a la mitad de lo que he escrito hasta hoy. Saber eso me hace sentir peor pero no puedo hacer más, les he contado todo lo que puedo. Los espero en la última entrega de mi concurso y en la 15° historia.

martes, 5 de mayo de 2015

Si te fueras todos los días

Tercera entrega del concurso~

----------------------------------------------------------------------------------------------------

La noche es clara, la luna ilumina el marco de la ventana donde has decidido sentarte. El sitio donde vives no está completamente invadido por las luces de la ciudad así que puedes distinguir algunas de las constelaciones y es lo que mantiene ocupada tu mente al tratar de alejar los pensamientos sobre la presencia que sabes que hace falta en ese hogar. Después de siete meses de compartir el mismo techo, es la primera vez en que se separan por más de unas horas; la ansiedad y la sensación de incomodidad no dejan de parecerte estúpidas ante el silencio que siempre fue un fiel compañero de tus días solitarios, justo como ese.

Un par o dos de automovilistas nocturnos rompen el encanto por unos minutos, aparte de ellos, ya no hay más gente en la calle puesto que es la hora en que sólo los más valientes pueden pasear por las inseguras calles, fuera de eso no hay más ruido que el producido por el segundero de uno de tus relojes y el leve roce de tu ropa al mover inconscientemente tus manos para envolverlas en el calor en los bolsillos de tu chamarra. El ligero frío en la noche te hizo recordar algunas de las ocasiones en que fuiste guardián de quien ahora extrañas, esas tardes y casi noches en que juntos caminaron sin dejar de platicar mientras se dirigían a su hogar; había sido en uno de esos momentos cuando la decisión de vivir juntos tomó forma y ambos la habían realizado sin demora. El simple pensamiento de su rostro al escuchar la propuesta, su reacción al estar de acuerdo y lo rápido que ambos consiguieron el lugar provocó en ti una sonrisa seguida de una corta risa contenida; y como si hubiera sido una señal, tu celular abandonado sobre la cama reaccionó a la llegada de un mensaje por lo que dejaste tu lugar de meditación para encontrarte con una simple oración por parte de quien esperabas: "si no dejas de pensar en mí, no dejo de pensar en ti así que ya duérmete, mañana se acaba la restricción", tu mente al instante formula la respuesta perfecta por lo que la envías sin dejar que la sonrisa se borre hasta que cierras los ojos ya en la cama.

Tu siguiente mañana sigue siendo tan solitaria como cuando la oscuridad gobernaba la ciudad, sabes que al medio día volverá por lo que has decidido tomar un refrescante ducha después del desayuno.
El agua cae sobre tu piel, el vapor aún no es completamente evidente mas el agua es lo suficientemente cálida para que te haga cerrar los ojos mientras te concentras en el sonido que las gotas crean al golpear tu cráneo, te pierdes en la banalidad por unos minutos que no te parecen largos ni mucho menos perdidos hasta que lo sientes. El sonido que hizo fue mínimo, el viento del exterior apenas te alcanzaba cuando sus brazos ya atravesaban por tus costados hasta detener las manos sobre tu pecho; el tacto es frío y la acción inesperada, te sobresaltas en un inicio pero tu mente es tan rápida como los ojos que de inmediato reconocen esas pequeñas y delgadas manos unidas a las esculturales muñecas que disfrutas acariciar y retener entre tus dedos más largos. Sientes su cuerpo, su piel contra la tuya, siempre como un tacto familiar; su travesura había sido tan perfecta y tú tan descuidado pues había entrado a la casa sin que te dieras cuenta, se había desnudado con una habilidad abrumadora; su satisfacción y orgullo aumentó con tus reacciones de sorpresa por lo que decides devolverle el susto con otra acción inesperada: te giras rápidamente hacia el agua, lo que lo hace perder el equilibrio y soltar un grito por lo bajo, tú le rodeas las cintura para evitar su caída, con tu cabeza le evitas la caída de agua en su cara aunque esta escurre por los costados de tu rostro, le guiñas y responde poniendo los ojos en blanco sin dejar de sonreír.

Te has ganado un golpe de su mano en tu pecho que, obviamente, no es doloroso; le permites incorporarse sin dejar de observar su cuerpo, esa figura tan memorizada de sus caderas, su espalda, su pecho, el cabello sobre el cuello. Tu mirada tan fija le provoca una risa antes de que rodeé tu cuello con sus brazos para empezar a besarte, el saludo que debía haber sido antes que cualquier otra cosa en parejas normales. Paseas tus manos por su espalda, te entretienes un poco siguiendo la forma de sus omóplatos hasta que bajas a lo largo de su espina a su trasero donde comprimes tus manos, sientes su salto de sorpresa. Sus brazos descienden para llevarlos bajo los tuyos, los dobla hasta posar sus manos en tus hombros y de ahí darse impulso para saltar y rodear tu cintura con sus piernas, dejas tus propias manos en el mismo lugar para darle apoyo entretanto tu lengua se enreda con la suya un par de veces, chupas sus labios y los enfrentas a los tuyos; intentas tomar un poco de aire pero te lo prohíbe cuando aferra suavemente sus dientes a tu labio inferior, no puedes evitar soltar una risa por lo rápido que la pasión y la obsesión se le sube a la cabeza, usas tu lengua para liberarte.

—Solías odiar que el agua se desperdiciara ¿tanto te cambió un día con tus padres? —provocas un gruñido, se ha separado arrojando su cabello hacia atrás para librar su frente.
—Estaba haciendo un esfuerzo por evitar pensar en eso —tomó el jabón y tu esponja de baño, te los da con un enojo fingido—. Interrumpes demasiado tarde, ya se te paró.

El verdadero baño da inicio, tardan veinte minutos lavándose el uno al otro, esta vez como una pareja aparentemente normal. Le das la espalda en lo que secas tu cuerpo y tu cabello, envuelves la parte inferior de tu cuerpo en la toalla y al girar notas que ya no está en la misma habitación aunque su ropa sigue en el mismo sitio, avanzas a la recámara intuyendo la forma en que estará esperándote. No te decepcionas.

Su cuerpo atraviesa horizontalmente la cama, se encuentra sobre su costado derecho con el brazo de ese lado doblado y sosteniendo su cabeza, el otro lo mueve invitándote a tomarlo de una buena vez. Cruzas los brazos sobre tu cuerpo, recargas la espalda en el marco de la puerta del baño y te dejas rogar un poco. Sabiendo que necesitará algo más llamativo para atraerte, pasea su mano libre sobre su pecho siguiendo las líneas naturales de este y apretando donde es posible; mueves tu cabeza de lado a lado para darle a entender que no es suficiente; lo piensa unos segundos, baja su mano hacia sus genitales donde dibuja figuras sin sentido con un dedo antes de empezar a complacerse. Permites que lo intente aunque conoces bien que nunca ha logrado llegar al clímax por su propia mano.

Dejas caer la toalla mientras caminas lentamente hacia su cuerpo, te recibe colocándose bocarriba abriendo las piernas y recogiéndolas un poco; ahora estás sobre su figura, tus muslos enmarcados por sus rodillas, tus manos al lado de sus brazos, tu rostro frente al suyo hasta que sus frentes se tocan.

—¿Has olvidado que tenemos que encontrarnos con ciertas personas en poco menos de una hora? —en esta ocasión no se enoja, sonríe con una ligera malicia alzando sus manos para posarlas en tus pectorales, su pulgar se restriega en tu pezón.
—No, pero ellos tampoco llegan temprano y lo sabes —como respuesta vuelves a sumirte en un beso apasionado, con tus labios abres los suyos, tu lengua se mueve en la parte interna de sus labios hasta que la otra la interrumpe para que se unan. Presionas con fuerza tus labios hasta que te separas, intenta seguirte pero ya estás más allá de su barbilla, le regalas suaves y cortos besos en su cuello hasta la clavícula donde usas la lengua para seguir la línea de esta parte; vuelves a descender besando, esta vez te diriges diagonalmente a la izquierda donde te detienes para succionar el pezón, dejas que tus labios abarquen todo el círculo de piel café y que tu lengua se ocupe de la elevación: lo rodeas, lo hundes, lo empujas de abajo hacia arriba y a los lados; su espalda se arquea con el placer, sus manos aprietan la colcha cada vez que vuelves a succionar para elevarlo. Repites por un tiempo similar las acciones en el pezón derecho, después bajas con besos hacia su ombligo donde haces que se estremezca al usar tu lengua en esa parte tan sensible.

Te alejas de su cuerpo por unos segundos, con la mirada te ruega que no te detengas y con las piernas te aprisiona; por tal acción llevas sus extremidades inferiores a tus hombros, bajas la cabeza y de nuevo pones a trabajar tu lengua, esta vez en su orificio; empiezas sólo en el exterior hasta que entras separando los bordes con delicadeza usando tus dedos, la introduces todo lo que puedes y mueves sintiendo, con satisfacción, como su cuerpo se estremece, los gemidos empiezan a salir de su boca y sus manos que han alcanzado tu cabello aunque sólo puede jalar un poco de las puntas en un torpe intento por contener todo el fuego que empieza a invadir su cuerpo.

Cuando crees que es suficiente te detienes, ves como intenta calmar su respiración; en medio de su éxtasis interrumpido señala su boca, extiende su dedo medio y lo lame para indicarte lo que quiere hacer antes de llegar al final de su momento. Conoces bien la forma en que le gusta hacer eso por lo que te posicionas encima de nuevo, tus rodillas ahora están a la altura de su cuello y tus manos a los lados de su cadera; con facilidad alza su cabeza un poco para alcanzar a meter la punta de tu miembro en su boca lo que te provoca el cosquilleo tan peculiar que siempre hace que tenses todos los músculos por unos cuantos segundos; pasada la sensación eres tú quien se suma a la versión oral de nuevo. Desde su primera vez siempre has disfrutado que sea tan sensible, que al menor roce de tu lengua detenga un poco la suya y que con el inicio de la succión su boca se separe de ti para poder contener el grito de placer, aunque inmediatamente vuelve a su parte; con desesperada pasión sorbía la punta, empujaba el resto al interior y volvía a cosquillear con su lengua una porción más completa; la sensación también te hace estremecer pero en menor grado, la locura no se lleva tu mente aún.

Frenan súbitamente. No esperas a que se recupere, vuelves a colocarte detrás, acercas la punta a su ano como una advertencia a lo que responde con una súplica de que lo introduzcas de una vez. Empujas con suavidad ya que, aunque no fuera la primera vez, la sensación de que la fosa era demasiado estrecha y de que le provocaba un dolor no placentero, nunca te abandonaba; llevas la mitad del glande dentro, ves como jadea y aprieta la colcha, ya arrugada, con sus manos, abre los ojos para guiñarte en señal de que des el último empuje. Inspiras profundamente, después arrojas tu cadera hacia adelante y sientes las paredes de su ano deshacerse de la restricción cuando tus muslos alcanzaron a estar a milímetros de sus glúteos. Arqueó la espalda de nuevo mientras gritaba tu nombre, te inclinaste todo lo que podías al mismo tiempo que hacía lo mismo para que ambos pudieran intercambiar unos nuevos besos; tú mente está completamente nublada, te gobierna el deseo de mantener tus labios contra los suyos, de que su lengua no deje a la tuya volver a la soledad en tu boca, sientes sus piernas atraparte con más fuerza igual que su esfínter lo hace con tu pene. Dejas que regrese su espalda a la cama, colocas tus manos en su cintura y empiezas a moverte de atrás a adelante, primero lento y después vas aumentando a velocidad como sus gritos aumentan en fuerza e insistencia por repetir tu nombre; es cuando vas aumentando el movimiento que puedes degustar con tu vista, admirar todas y cada una de las curvas que conforman el cuerpo que tanto amas, disfrutar del movimiento de su figura, la forma en que el gemido inicia en la base de su cuello y como sale en grito por su boca al lanzar la cabeza hacia atrás.

La fuerza en tus piernas empieza a decaer, tus jadeos se han mezclado con los suyos, tratas de sostenerte un poco más al hacer tu torso inclinarse hacia enfrente con las manos a los costados de su tórax, sus propias manos te han sentido y se aferran a tus muñecas tan fuerte como pueden. Sabes que es la última embestida, tomas un poco de más impulso, luego dejas que todo tu cuerpo vuelva a pegarse al suyo, con esto por fin te corres. Todo tu líquido lo sientes fluir en su interior, lo sientes llenarse y empujar tu miembro para ganarse el lugar que ocupa; la descarga te parece que no sólo fue de tu semen, sientes que la energía y adrenalina se fueron por el mismo medio. Te separas mientras cierra sus piernas, te tiras bocabajo a su lado; sus respiraciones son aún ruidosas y, aparentemente, insuficientes.

A pesar de que sientes la pesadez de cada movimiento, te arrastras para estar más cerca, rozas sus labios con delicadeza, juntas tu frente a la suya y le sonríes; se apoya en su costado para abrazarte, peinar tu cabello y relajarse contigo. Aquello que los quemaba por dentro fue apagándose lentamente, desde la fuente hasta su cabeza, y con eso regresó la razón.

—Tiempo récord —se estiraron para ver el reloj despertador, sólo habían pasado treinta minutos—. Sólo llegaremos unos minutos tarde, a menos que de verdad te hayas quedado sin energía.
—Nunca —tu fuerza volvió, te posaste encima una última vez, le robaste un rápido beso de los labios y te levantaste. Estiraste todos los músculos con las manos hacia el cielo, por fin pudiste ir por tu ropa—. Anda, ya vete a limpiar o ya sabes quién empezará a hacer sus caras —se levantó estirándose como gato y fue al baño donde tardó unos diez minutos en salir con la ropa que había llevado y el cabello peinado en la forma de siempre.


Ya que ambos estuvieron frescos y presentables, dejaron su casa para su reunión.

----------------------------------------------------------------------------------------------------

Este tercer reto fue de hacer un relato erótico homosexual, en un inicio, pero por quejas de algunos participantes, el organizador accedió a que simplemente fuera erótico. Por esa confusión decidí hacerlo ambiguo (me costó como 15 revisiones asegurarme de que no se me fueran los géneros y aún dudo del resultado). Me siento orgulloso de lo que terminó siendo esto y de que mejoró mucho de mi primer intento, aunque no me sentí nada satisfecha con la pobre calificación y crítica que me dieron... ahí empecé a dejar de sentirme confiada con el concurso, lo verán en la siguiente y última entrega. Nos leemos.