martes, 21 de abril de 2015

Thaer

El último concurso al que entré, que no era de la librería El Péndulo, nos pidieron 4 escritos en diferentes categorías: épica, drama (como género o estilo), erótica (homosexual o no) y microrrelato sin temática fija.

Está fue mi primera entrega de género épico. Al final les daré explicaciones, mientras disfrútenla.

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Thaer. Un pueblo de ciento sesenta y nueve habitantes, con uno más a unos días de sumarse, que subsistía de los animales que criaban ellos mismos y de las hortalizas que también mantenían por su cuenta. En harmonía convivían formando ochenta y cuatro familias; la educación, los alimentos, la ropa, la construcción y demás necesidades las hacían entre todos sin detalles materialistas como el dinero. Sus casas de madera eran sencillas: de cuatro metros de altura, acabados rústicos, uniones de cuerda y minerales, muebles de la misma rusticidad, ventanas cubiertas con cortinas levadizas hechas de ramas similares al bambú unidas por hilos y puertas sin seguros imposibles para los externos. Cada mes tenían un intercambio con las aldeas vecinas, por lo cual algunos de sus hombres viajaban más de veinte kilómetros, sólo para encontrarse en un punto medio con los representantes de las otras aldeas que también debían viajar tanto para reunirse; el camino duraba cerca de seis horas con sus carretas y caballos por culpa de las colinas y montañas boscosas que debían subir o rodear, con alguno que otro contratiempo provocado por los animales salvajes de la zona que eran atraídos por el aroma de los alimentos, no obstante, nunca significaban graves problemas por la fuerza bruta canalizada sobre un estilo de pelea único que los Thaerianos habían compartido de generación a generación a lo largo de sus doscientos años de existencia.

Era el orgullo sobre esa fuerza lo que había atraído a un reconocido cuarteto.

El día tranquilo del pueblo se vio amenazado al atardecer cuando la mayoría se encontraba en sus casas disfrutando la merienda. Los animales que criaban empezaron a producir sus característicos chillidos agudos que hacían al sentirse amenazados, esto provocó que los hombres y mujeres más fuertes dejaran su rutina para investigar los sucesos; se encontraron con unas criaturas que jamás habían visto: sus cuerpos eran completamente negros sin pelo, piel o escamas, parecían más unas sombras tangibles y de tercera dimensión con ojos brillantes de color naranja; un poco de la silueta y los ojos eran lo único que lograban distinguir cada que alguna de las criaturas se dejaba ver de entre los aterrorizados animales que dentro del corral no dejaban ir de un lado al otro en desorden con unos cuantos tratando de defender al resto. A pesar de las garras y dientes afilados que parecían tener, los thaerianos entraron en acción, la mitad tratando de guiar a los imponentes animales que criaban y los otros distrayendo a las criaturas cuyas formas y números empezaron a descifrar, siendo tres con una altura de metro y medio, orejas puntiagudas, garras y dientes afilados, cola delgada de menos de un metro de largo, cada que abrían la boca su interior se veían vacío y blanco mientras producía un siseo; junto a uno más de un tamaño cercano a los dos metros, cuerpo ancho pero no pesado y una gran mandíbula que abría en ciento veinte grados para encajar sus dientes afilados con una fuerza de compresión tan grande que partió el cráneo de uno de los animales como si sólo se hubiera tratado de una uva de gran tamaño, su interior era idéntico al de las otras criaturas, su hocico era de un largo considerable, sus orejas eran pequeñas y caídas y carecía de garras pues sus patas ya eran lo suficientemente fuertes para romper las costillas de los humanos con facilidad.

Fue la bestia de mayor tamaño la que los entretuvo por cuatro horas seguidas ya que era la primera vez que algo sobrepasaba la fuerza bruta que los caracterizaba, el costo de su eliminación fue de ocho heridos de gravedad con pérdida de miembros y fracturas, cinco de lesiones leves y dos ilesos; mientras que las otras tres bestias les tomó dos horas en atarles las patas para evitar sus garras y su velocidad y acabarlos al enterrar sus lanzas en la cabeza de estos, sólo tres resultaron con cortes que les impidió ayudar contra el grande.

El resto del pueblo empezó a salir cuando la noticia de la victoria empezó a difundirse, llevaron a los heridos a sus respectivas casas, regresaron a sus animales, pasaron la información de las criaturas agresoras y de como estas se habían desvanecido como humo cuando les habían dado el golpe letal. Gran parte de la atención de la gente de Thaer estaba sobre los heridos de gravedad, otra poca en la procedencia de los agresores y la posibilidad de que aparecieran más en cualquier momento aun cuando no estaban seguros de qué podían hacer para impedirlos que era lo que unos cuantos trataban de discutir. Esas fueron las causas de que su entorno se tiñera en colores rojos y anaranjados sobre el azul y verde oscuro que en la noche deberían predominar.

—Tenías razón, Yami, no hay mejores miradas en los humanos que las que hacen de decepción después de lo que pensaron que era una victoria —el chico de piel morena se encontraba acuclillado sobre los restos del techo de una de las casas thaerianas mientras observa a algunos de los sobrevivientes tratar de huir de las demás criaturas que habían aparecido. Los gritos de terror y súplicas inundaban el ambiente junto al humo y el calor que las casas producían mientras se quemaban.
—Te lo dije, siempre debes creerle a tu hermana —al dar la respuesta, la chica tiró de un mechón del cabello blanco del chico quien soltó una risa al mismo tiempo que levantaba hacia atrás su brazo derecho con su espada para después bajarla rápidamente, haciendo que esta se extendiera seis metros exactos para atravesar horizontalmente la cabeza de uno de los aldeanos que previamente había sido herido por las extrañas criaturas.
—Ese me tocaba a mí, Ob —protestó la menor de los hermanos al llegar a la parte baja de los escombros y lanzarle una roca al fragmento de soporte sobre el que se encontraba el primer chico, el proyectil atravesó de lado a lado la madera, provocando que él tuviera que bajarse de un salto.— Ese tipo mató a una de mis tinieblas favoritas —la del cabello aguamarina se cruzó de brazos con un puchero en la cara.
—En serio Vi ¿cómo los puedes distinguir? Para mí casi todos son iguales —el atacado miró a la otra hermana quien se encogió de hombros, la otra chica resopló.— Ni alma tienen, así que no me puedes decir que es su comportamiento o algo similar.
—No lo entenderán nunca por muchas veces que se los explique.
—¿Podrían dejar de holgazanear? ya se nos fueron cuatro —el mayor de los cuatro llegó sacudiendo sus manos para deshacerse de un poco del exceso de sangre que las cubría, los dos menores intercambiaron una fugaz mirada antes de empezar la carrera por alcanzar a los cuatro corredores y eliminarlos, Yami acomodó su cabello púrpura hacia su espalda en lo que caminaba hacia su hermano que no dejaba de limpiar sus manos.
—Sólo faltaban esos cuatro ¿no? Le lanzaste las sobras a tus hermanos como si fueran perros —le reclamó tomándolo de la barbilla y acercando su cuerpo al de él, el mayor le sonrió altivamente mientras rodeaba su cintura.— Espero el día en que te vuelvas un poco más sensible.
—¿Y tú eres más sensible que yo? Al menos yo trato de forma amable a todos con los que me acuesto, tú, por otro lado, los tratas como si fueran simples bestias que sacian tu placer —la de piel morena lo empujó sonriendo y acomodándose la corta falda que el otro había subido un poco. El par regresó con ellos con mirada divertida, el del cabello blanco pasó su brazo izquierdo sobre los hombros del mayor, la menor se abrazo a su hermana, haciendo contraste entre su piel clara y la piel morena de la mayor.
—Buenas noticias, el cuarteto maravilla no llegó a tiempo, así que cuando nos alcancen estarán furiosos —Ob se lamió los labios.
—No hay porque apresurarnos, podemos esperarlos para disfrutar de su tipo de desesperación, aparte aún hay unas tinieblas que crear —los menores observaron al otro de piel clara que suspiró y aceptó la propuesta.

Todo Thaer había sido eliminada por los cuatro hermanos que desde hace un año habían empezado a amenazar mundos y dimensiones sin una razón conocida por los que habían sobrevivido de algunos de sus ataques ni por aquellos que seguían de cerca sus pasos para tratar de detenerlos. Los cuatro chicos eran hijos del mismo padre, un hechicero poderoso que en su búsqueda de conocimiento y poder había roto muchas de las reglas de la magia, había matado ya a muchos seres para robarles su poder o experimentar en ellos y ahora era parte de los más buscados, por tal había decido esconderse después de haber procreado con cuatro de las mujeres más fuertes dentro de cuatro razas diferentes que él consideró que eran las más útiles. Su primer hijo se llamaba Rien, cuando cumplió un año el hechicero asesinó a la Sílfide con la que lo había hecho y lo tomó bajo su estricto y cruel cuidado; la siguiente nació un año después que el primero y su nombre fue Yami, hija de una importante Súcubo que trató de eliminar al mentiroso padre para evitar que se la llevaran mas el resultado fue igual que el anterior; tres años después la madre del tercer, una líder Drow, se escondió unos años con ayuda de sus congéneres y logró estar con su hijo Oblivion hasta que este alcanzó los cinco años y el hechicero decidió arrebatárselo sin el menor de los problemas ya que desde un principio había conocido en dónde se encontraba la elfa; al cabo de dos años fue el nacimiento de la cuarta, Vita, hija de una ninfa que pudo reunir los conocimientos de las madres pasadas para huir del hechicero por más de quince años hasta que la lejanía de su hogar la debilitó hasta matarla, la cuarta niña siguió viviendo sin saber de sus hermanos y su padre por unos años más hasta que, tras una traición a un grupo que la había acogido, se unió a sus hermanos y la causa de su padre.

Empezaba a amanecer cuando el equipo de contraataque por fin llegó, dos mellizos y dos amigos de la infancia. Con las armas listas observaron la devastación del lugar que aún era consumido por el fuego, los dos hechiceros de equipo tomaron rápidas acciones para apagarlo mientras los dos guerreros se concentraban en la búsqueda de supervivientes aunque imaginaban el resultado.

—Tarde, de nuevo —Yami los esperaba en el límite sureño de la mancillada aldea junto a sus hermanos, el par de amigos se mostró furioso pero permanecieron en su sitio tratando de tragarse la ira.— Nos están decepcionando, la ida de Vi no debía afectarlos tanto ¿o sí? —la mencionada llevaba un cristal anaranjado en la mano, el cual lanzaba al aire en intervalos aleatorios.
—No hubiera pasado si su estúpida distracción no se hubiera puesto en nuestro camino, que por cierto, me costó un corte en mi capa favorita —Lían era heredero del jefe de la raza Masen, unas criaturas especializadas en todo tipo de artes marciales y la invocación de armas que ellos mismos fabricaban desde muy temprana edad, en sus manos llevaba una lanza de poco más de su altura.
—Si ustedes no fueran tan estúpidos, no habrían tardado tanto contra esa nimiedad —la traidora, Vita, les sonrió con sorna, lo que llevó a que los dos mellizos la apuñalaran con la mirada— Lo saben bien, Lydia y Erick ¿cierto?
—Ya vieron y dijeron, ya vámonos —el mayor de los hermanos rascó su nuca.
—Esta vez no nos dejarán atrás —con la expresión, Iker el hechicero, hizo aparecer sus esferas con las cuales canalizaba su magia y la hacía fluir de forma más organizada sin la necesidad de hechizos, círculos mágicos o cosas similares. La primera esfera, una  verde fosforescente y transparente, la lanzó contra la mayor de las hermanas quien se cubrió usando dos brazos negros que salieron de su espalda e interceptaron el proyectil, este comenzó a emitir unos rayos de cinco centímetros de largo en dirección su cara y abdomen, sin embargo, dos brazos más salieron para envolverla como si estos fueran serpientes.

Quien atacó casi al mismo tiempo fue Erick, el chico delgado de cabellos negros apareció un par de pistolas plateadas con mango negro, de estas salieron unos destellos blancos en dirección a la menor de los hermanos; sin dejar de sonreír, la chica levantó rocas de los escombros y las lanzó hacia cada disparo del humano para contrarrestarlo. La hermana de Erick le daba la forma a su magia elemental en unos zorros cuyas colas demostraban el tipo de poder a utilizar, invocó tres de ellos: al de la cola de fuego, la cola de electricidad y la cola de humo; junto a ellos se abalanzó contra el medio drow, los ojos ambarinos de este brillaron ante la oportunidad de una lucha con la chica que tanta curiosidad le daba, Oblivion le dio la forma a su espada de una con metro y medio de largo con sesenta centímetros de ancho, justa para cubrirse de las balas de fuego que la humana hacía salir de la cola del zorro mientras el de la electricidad trataba de alcanzar un poco de la piel del oponente. Lían se apresuró a ocuparse del mayor porque ya tenía muchas revanchas acumuladas en su contra y porque le molestaba que Rien siempre se mostrara tan aburrido como si contuviera su poder para no matar tan rápido a un ser tan inferior.

Vita no se esforzó en herir al iracundo chico, simplemente siguió cubriéndose con sus rocas hasta que Erick juntó ambas pistolas para traer su espada; una espada hecha de la plata más fina y brillosa, resistente y ligera. El humano la atacó con mayor paciencia e inteligencia, no obstante, ella era tan rápida como él, esquivaba con sutileza cada una de las estocadas y lanzaba de sus afiladas armas rústicas contra el chico quien usaba la empuñadura de la espada para detenerlas y seguir atacando. Para los cuatro hermanos, enfrentar a sus cuatro perseguidores era un simple juego donde sólo se concentraban en evitar que estos los lastimaran, lo que no era tan difícil a causa de la poca experiencia que tenían, comparada con la que ellos mismos habían acumulado en tantos años y trabajos que su padre los había obligado a cumplir. Este era el enfrentamiento número trece desde la primera vez que se habían encontrado, esa vez los cuatro hermanos intentaron alejarlos de sus asuntos al dejarlos casi moribundos, sin embargo los cuatro chicos habían sobrevivido con un poco de ayuda y la determinación necesaria para seguir los pasos de la traidora y sus hermanos. Esa primera humillación fue su motivación principal para entrenar cada día más, superar sus límites y trabajar sin descanso para superar el nivel de los asesinos que debían eliminar para restaurar la paz entre las dimensiones. Muchas veces habían intentado las peleas individuales, en ocasiones los únicos que cooperaban entre sí eran los mellizos, pero con el tiempo los cuatro aprendieron que una combinación entre todos podría dar mejores resultados y la pelea anterior contra la tiniebla, que el cuarteto les había mandado para distraerlos, les mostró lo necesaria que era su unión a pesar de la incomodidad e inconformidad de los mellizos antisociales.

Lydia lanzó una braza más grande a su oponente quien la hizo redireccionarse con la amplia superficie de la hoja de espada, el fuego terminó avanzando hacia donde Yami batallaba con el hechicero, este lanzó una esfera de cristal amarillo claro para atrapar el proyectil y llevarlo con la fuerza que ya tenía hacia donde su amigo de la infancia era derribado por una patada del hermano mayor hacia sus pantorrillas. En cuanto la esfera alcanzó la cercanía con el híbrido esta estalló provocando un estruendo y una cortina densa de humo que sorprendió a los otros tres hermanos y los hizo dudar unos momentos suficientes para que Erick le dispara en la zona donde los brazos oscuros salían de la hermana mayor y la derribara el empuje del zorro de la cola de humo de Lydia, igual que Iker arrojaba una esfera rosa que atravesó la frente de la traidora y la derribó al dejarla inconsciente. Lían había tenido que levantarse con una rapidez sobrehumana para alcanzar al tercero de los hermanos y aturdirlo con el palo de la lanza al golpearlo en la nuca, el de los cabellos blancos protestó mientras estiraba su espada logrando que la punta del arma penetrara superficialmente la cavidad torácica del guerrero pero no deteniéndolo, el de los cabellos verdes empujó el arma del oponente con la suya aunque el otro intentó impedirlo; fue Iker el que lo ayudó al traer su esfera verde y descargar sus rayos sobre el hombro del chico que sostenía la espada para hacerlo perder fuerza sobre esta y así permitir que el guerrero masen se lanzara sobre el chico y le enterrara el filo de su lanza en la misma zona que él lo había hecho con su espada, sólo que no fue tan superficial.

Todos los hermanos sintieron el dolor aunque fuera en menor intensidad que la del herido; el más rápido en reaccionar fue Rien, el mayor de los hermanos entró en un estado colérico mientras corría hacia el agresor de Oblivion, sin armas. Antes de que los otros tres pudieran ayudar al guerrero, el híbrido ya había saltado sobre de él, lo recibió con las cuchillas de sus zapatos expuestas para enterrarlas en el abdomen del de los cabellos azul claro que fue impulsado al otro lado. El resto trató de intervenir al sentir la sed de sangre que el chico desprendía, pero los brazos de la segunda hermana los inmovilizaron en el acto. Rien se levantó al mismo tiempo que su presa, Lían cambió su lanza por el par de espadas de tamaños distintos y contraatacó de manera directa hacia el enemigo que se seguía defendiéndose de los filos al cubrir zonas específicas de su cuerpo con viento comprimido, el guerrero masen atacó tan rápido y fuerte como podía y el otro movía tan fuerte sus brazos para provocar que los ataques del otro perdieran dirección; la espada de menor tamaño tomó una dirección horizontal hacia la cintura de Rien, el agredido elevó su pierna izquierda para detener el golpe con el viento en su rodilla, la segunda espada tenía una dirección recta con el final de la empuñadura con diana en la sien del asesino pero tuvo que cambiar cuando el brazo derecho del mestizo intentó aprisionar el antebrazo del portador de la espada con su rodilla alzada para fracturar el hueso así que tuvo que usar su codo de la primera espada detenida para golpear la barbilla del asesino. Rien fingió una pérdida en el equilibrio que lo llevó a darse una rápida media vuelta que elevó la cola de su chaleco gabardina, la cual fue rodeada por viento que provocó cortes sobre el tabique de la nariz del guerrero y en el párpado izquierdo de este; el asesino estiró hacia atrás su pierna izquierda, golpeando el abdomen Lían y haciéndolo caer sobre su espalda. De nuevo saltó hacia él, el perseguidor de la paz no tuvo la velocidad suficiente para usar de nuevo sus cuchillas por lo que el enemigo cayó sobre de él colocando sus rodillas en los antebrazos del caído mientras llevaba su mano derecha al pecho del guerrero, atravesó la piel, los músculos y los huesos sin romperlos hasta tener dentro de su mano el corazón de Lían quien soltó un grito al sentir la presión que empezaba a ejercer sobre el órgano.

—Ya hermano, aún no puedes matarlo ¿recuerdas? —el medio elfo rodeó a su hermano al pasar los brazos verticalmente sobre el pecho de él, le colocó la barbilla en el hombro derecho para que las palabras llegaran suavemente a su oído. Rien dejó el corazón del guerrero a regañadientes, temblaba ligeramente intentando recobrar su distintiva tranquilidad altanera.
—Por hoy nos retiramos, sigan creciendo para que la próxima vez sea mucho más interesante que este encuentro —Yami lanzó un beso hacia los tres chicos aún retenidos, Vita se levantó al abrir un portal para la retirada con sus hermanos.
—Una ligera corriente eléctrica le bastará si lo quieren de regreso —añadió la traidora con una fugaz sonrisa de disculpa antes de entrar a su portal y desaparecer. Iker fue el primero en correr hacia su amigo al ser liberado, no perdió tiempo en analizar las palabras de su antigua acompañante y con su esfera lila transmitió la descarga al cuerpo del guerrero la cual ayudó a que su corazón y su cerebro volviera a trabajar; con una inspiración ruidosa y pesada, el más parlanchín de los cuatro despertó.

No sólo los habían hecho llegar tarde, también les habían ganado una vez más aunque por primera vez habían hecho pelear a uno de ellos en serio. Con la decepción y el cansancio, los cuatro le dieron sepultura a los restos de los thaerianos antes de marcharse al siguiente mundo donde esperaban poder recuperar un poco de su energía y orgullo para el siguiente encuentro. Si los cuatro hermanos seguían viviendo, su misión nunca finalizaría.

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Y bueno... esta entrada fue nada más que un fragmento de una historia mayor, que en 3 entregas más se las presentaré completamente.

He de decir que por cerca de 4 años o más he practicado mucho las descripciones de batalla y aún no soy nada bueno, ahora que lo releí me perdí en algunas partes y la sentí pobre. Las imágenes de peleas siempre están claras en mi mente pero al momento de trasmitirlas lo arruino al estar pensando en no repetir mucho sus nombres o las palabras, en variar usando sinónimos o antónimos, en cuidar la puntuación y, en fin, muchas cosas que me dan por resultado esos mega párrafos. Con esa práctica he aprendido que evitar aunque aún no lo sé ordenar, sé que debo separar ideas para evitar extenderme y que las tácticas aún son pobres o llanas, por ello es que seguiré practicando hasta que nunca me vuelva a revolver, y claro, leeré muchos más relatos de tipos similares para aprender.

Espero, apesar de las fallas, lo hayan disfrutado, después traeré las demás entradas. Nos leemos la próxima.

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