martes, 26 de diciembre de 2017

Tomás

No lo pensé, sólo escribí mi mensaje y lo envié sin imaginar lo que ellos podrían pensar. Cualquiera de nosotros podría ser quien realizara la llamada ya que era alguien que no conocíamos, también podríamos haber llamado mientras estuviéramos todos juntos, sin embargo algo me pedía ser el primero en interrogar al chico misterioso. Una parte era porque quería conocerlo, quería intentar ver lo que Iván vio en él y si aún lo veía. Quería ser el primero en desanimarse si lo que nos decía confirmaba nuestros miedos.

Primero Cristal aceptó que fuera quien hablara con él, los demás no tardaron en responder de la misma manera. Me sentí aliviado, por un instante pensé en lo mismo que cruzó mi mente cuando empezamos a juntarnos más.

Valeria pasó el número por nuestro chat compartido, me recordó grabar lo más importante de la conversación y de alejarme de todo ruido. Algunos sugirieron preguntas y puntos necesarios para que el misterioso Gabriel no dudara de mí, también me recordaron no alterarlo con nuestros miedos.

Con un rápido OK, respondí por última vez para cerrar el chat, preparé mi otro celular para grabar, fui a la oficina donde pedí que nadie molestara hasta que saliera y, por fin, marcar. A pesar de mi miedo por conocer el tipo de persona que Gabriel pudiera ser y por la información que podría obtener, mantuve firme el teléfono cerca de mi oído escuchando el sonido de marcado.

Seis veces seguidas marqué hasta que contestó. Una voz algo fría y cortante me contestó: —¿Bueno?
—¿Eres Gabriel? —No hubo respuesta por casi un minuto, pensé que se había cortado la comunicación, sin embargo el usual ruido que el exterior creaba seguía escuchándose, aunque no era tan fuerte. Estaba por hablar para cerciorarme de que siguiera ahí cuando él respondió.

—¿Quién habla?

—Soy Tomás, amigo de Iván, seguramente alguna vez te habló de Cristal, Valeria, Lila, Marco y de mí, somos sus amigos de la prepa. ¿Lo hizo? —De nuevo no respondió, cerré mis ojos con fuerza y apreté mis manos en puño, no estaba siendo fácil hablar con él. Pensé en cómo Marco ya se habría puesto un tanto impaciente y grosero porque no respondiera o en cómo Valeria trataría de bromear con él acerca de su timidez—. Supongo que es normal que desconfíes, así que mira, te enviaré el link de mi perfil donde tengo fotos viejas de la prepa en las que estoy con él.

Mientras lo decía, ya estaba buscando la foto indicada para enviársela, era de nuestros últimos meses en tercer año, en los comentarios le escribí: “Ese que lo abraza soy yo”, ya que le había enviado el enlace. Pensé que de nuevo se quedaría en silencio, sin embargo respondió, aunque no estaba seguro si había visto lo que le envié.

—¿De dónde sacaste este número?

—¡Oh! Samantha nos ayudó a conseguirlo, fue… es la ex de Iván. —No dijo nada, así que seguí tratando de no presionar mucho sobre ese tema, todos sabían que no era agradable saber de los amores pasados de tu pareja, menos si ya eras uno también—. La conocimos por casualidad cuando aún estaban juntos, fue durante la recuperación de Iván de su apendicitis…

>>Pero la razón de la llamada y todo esto es porque quisiera saber algunas cosas que creo tú podrías responder, pero lo principal… —Había iniciado la grabación a la mitad de mi frase, porque había estado por olvidarlo— es que quisiera saber la nueva dirección de Iván, porque verás, hace unos días fuimos a su vieja casa que le quedaba a hora y media de su facultad. No sé si sepas, pero nos distanciamos los seis desde hace unos años por la escuela, el trabajo y la vida, no nos enteramos que cambió de casa y por eso queremos darle una sorpresa recriminatoria en su nueva casa.

>>Sé que suena muy sospechoso, pero no planeamos mal, sólo queremos verlo. Tal vez también te dijo de la reunión que planeamos hace unas semanas… —El silencio siguió, quise golpear mi cabeza contra el escritorio por lo mucho que me hacía esperar, obviamente él no tenía ni idea de lo desesperado que me sentía a cada minuto porque no sabía nada de mi mejor amigo, el miedo comenzaba a molestarme—. Bien, supongo que aún necesito darte más pruebas de que él confía en mí. Te diré cosas que sólo sabrían personas en las que él confiara.

>>Bueno, primero que nada, debido a ese tiempo en que perdimos contacto, ya no supe mucho de ti y no sé si aún salen juntos, además ya sabes lo reservado que es. Prefiere escuchar a los demás hablar de sus problemas y secretos, que él contar los suyos aun cuando tenga esa cara de aburrición, aparte de su mala memoria que hace que parezca que no te prestó atención. En serio que esa memoria de él ha ido empeorando cada vez más, al igual que su interés general, a veces ya ni sé lo que piensa o lo que aún llama su atención.

>>Oh pero escribir es algo que nunca lo aburre aunque le den sus bloqueos, siempre dijo que lo hacía por diversión o hobby, más que por buscar fama o dinero, aunque hay algunas que escribió pensando en lo que podría significar si alguien lo leyera, y no alguien de sus amigos. También hay una historia que escribió porque se la pedí, tengo el cuaderno original en el que la escribió. ¿Necesitas más?

—No… pero no puedo darte su dirección sólo porque sí, no sería correcto… —Por fin escuché en él, el chico introvertido que Sam aseguraba que era.

—Yo… yo sé que no, tal vez si me encontrara en tu lugar, tampoco daría su información tan fácil pero debes creer en mí, por favor.

—Lo siento pero no, ni siquiera creo que esté ahí. —Comenzó a sonar más honesto, más como podría ser él en realidad, aunque poco noté eso al escuchar lo que dijo.

—¿Por qué no? —Calló de nuevo, se dio cuenta de que dijo algo que no debía, sin embargo era demasiado tarde para echarse para atrás.

—Salió con su familia…

—¿Cuándo fue eso? ¿Hace tres semanas? —Esta vez su silencio rompió con mi autocontrol, no podía esperar más y sólo sabía de una forma en que la información dejaría de ser tan difícil de obtener—. Ok, escucha, no sé si me vayas a creer con esto pero es mi último recurso para que aceptes darme su dirección y es la verdad…

>>Hace tres semanas fue cuando nos reunimos después de esos años separados, él había aceptado vernos aunque no participó mucho cuando discutimos el sitio al que iríamos, sólo dijo que sí pero el día en que nos veríamos nos dijo que su mamá se había lastimado y no podría vernos. Obviamente le creímos y lo dejamos, sólo lo llamamos para escuchar su voz de nuevo y ya…

>>Ya han pasado tres semanas desde eso y no hemos podido localizarlo de nuevo ¿Tú has podido hablar con él en ese tiempo?

—No… me dijo que… que al sitio donde iría no habría señal… y me avisaría cuando regresara… —Escuché como si removiera cosas donde estaba, su voz pareció temblar y dudar.

—Escúchame, por favor… tal vez sepas de él cosas que nosotros no, tal vez sólo te estoy contagiando con mi preocupación y no es nada, a alguno de nosotros nos mintió, aunque ya sabemos que siempre lo ha hecho, es algo que se le da bien y lo hemos aceptado porque así es él.—A pesar de que me había inquietado tanto como él, debía calmarlo para que no me dejara hablando sin darme lo que buscaba—. Necesito su dirección, la necesitamos para ir a verlo ya. Y queremos que vengas con nosotros, queremos ir contigo. Por favor.

—Te la daré… —Al dictármela su voz sonó más centrada, se había calmado sólo un poco así que me moví con rapidez para decirle al resto que dejaran lo que fuera que estuvieran haciendo y fueran hacia el lugar que les mandé—. ¿Cuánto tiempo tardarán en llegar?

—Una hora, cuando mucho dos, por favor espera por nosotros, te lo suplico.

—Lo intentaré…


Le colgué sólo para enviar el audio de la conversación aunque sabía que los cuatro estarían ocupados pidiendo sus permisos para salir de sus trabajos, iban a ser las tres, así que no romperíamos nuestros turnos, no mucho. Después de que pedí mi permiso le volví a marcar a Gabriel para hacerlo hablar, distraerlo e impedir que se fuera sin nosotros.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario