miércoles, 18 de octubre de 2017

Valeria

Recuerdo la reunión en mi casa como de las mejores, y no lo digo por ser presumida, sino que sentí que todos se divirtieron de verdad, los vi relajados y felices de forma sincera. No sé si a ellos les pasó pero cuando se fueron y mi casa quedó sola, antes del regreso de mis padres, sentí como si me hubiera encontrado dentro de un paréntesis en mi vida de estudiante, sentí como si lo que pasamos fue un sueño o algo tan irreal.

Todos llegaron a tiempo, como con Lila; no tardamos nada en escoger los juegos a probar y así descubrir que Marco era bueno para los juegos de peleas más difíciles donde debías aprenderte los combos de ataques más eficientes (vaya memoria que demostró tener), mientras que Lila nos sorprendía al quedar en los primeros cinco lugares desde la segunda carrera pues su fuerte resultó ser la velocidad.

Llegó un momento en que comenzamos a reírnos por lo más insignificante, dejó de ser una competencia entre nosotros para convertirse en lo que queríamos que fuera, un momento agradable. Tal como lo fue en la última pelea antes de comer donde Marco se enfrentó a Lila, él lanzó un ataque preciso por lo que le gritamos a ella que se defendiera, sin embargo se equivocó de botones provocando que su personaje se agachara y el de Marco cayera del escenario y muriera torpemente.

Esa escena nos hizo reír como locos, unos terminaron en el suelo abrazándose el abdomen, otros rodaban sin control, algunos parecían privarse y todos comenzamos a llorar de tanta risa. Nunca me enteré por cuánto tiempo reímos, sólo sé que aun mientras comíamos, poco podíamos controlarnos
Temprano había salido con mis padres a comprar las hamburguesas que comería con los chicos, habíamos escogido de los sabores más populares con una para cada uno y tres más extra, las cuales no fueron necesarias porque quisieron mostrarse educados para no pedir más o porque ninguno de ellos comía doble.

Luego de la comida jugamos un par de horas más hasta que nosotras tres subimos a mi cuarto a lo que habíamos prometido. Mi mamá tenía mucho maquillaje porque era de los pocos adultos que aún le gustaba disfrazarse, aunque lo hacía más de personajes de los videojuegos que teníamos, y a veces mi papá la acompañaba o yo.

Cristal usó todo su conocimiento en hacer lucir a Lila como una chica mucho más guapa de lo que ya era mientras le daba una lección de qué era lo que usaba y cómo hacerlo. Me pareció que escuchaba a una de las mujeres que te maquillaban en las plazas comerciales para que les compraras sus productos, sólo que ella parecía mucho más honesta y amable.

Después usé mi método simplista para maquillar a Cristal para que al final Lila pusiera en práctica lo aprendido en mí. Justo daba los últimos toques cuando los chicos subieron a llamar a mi puerta pues ya habíamos estado mucho tiempo separados sin que supieran de nosotras. Los dejamos entrar hasta que ella hubiera terminado, lo que fue al final de cinco minutos.

Sus caras al vernos pasaron de la cautela, a la sorpresa y, finalmente, a una sonrisa juguetona cuando comenzaron a bromear con amabilidad con los cambios que teníamos. Pronto el ambiente entre nosotros volvió a ser tan relajado y agradable que los teléfonos comenzaron a sonar por las familias preocupadas por sus chicos.

Ofrecí mi casa para pasar la noche, pues ya era casi las siete y media, lo que únicamente rechazaron Iván y Cristal pues sus padres no les permitían algo tan repentino así que sólo salimos los seis a encaminarlos a la zona de transportes sin dejar de pedirle a Iván que la cuidara durante el trayecto común que recorrerían.

Regresando dejé a mis padres platicando con ellos en lo que arreglaba cosas en mi cuarto para que los cuatro pudiéramos dormir sin problemas, aun si ellos no tardaron en subir a ayudarme. No recuerdo toda nuestra conversación en ese momento, sólo puedo recordar el sentimiento que me llenó desde que los otros dos se fueron; no era tanto preocupación por lo tarde que era, ni incomodidad porque esos tres chicos estuvieran en mi cuarto, fue más el sentimiento de que si esa llegaba a ser la única vez en que nos reuníamos, ninguno de nosotros volvería a experimentar esa enigmática felicidad.

Luego de ese curioso día, pocas fueron las oportunidades que tuvimos para reunirnos de nuevo pues los exámenes de mitad de año nos entretuvieron por completo junto a una que otra salida con los amigos de siempre, quienes por mi parte no sabían nada de que me seguía viendo con mi equipo de biología. Si mantenía el secreto no era porque se fueran a sentir mal, lo fueran a tomar de la manera equivocada o algo por el estilo, solamente lo guardaba para mí misma porque sentía una complicidad agradable, un secreto único que sólo los seis teníamos o eso quería creer en esos días, lo que resultó ser cierto algunos años después cuando me dijeron que mantuvieron el mismo secreto.

Para la segunda mitad del año acumulamos pocas salidas entre nosotros, de hecho sólo fue una, aunque las veces en que nos vimos fue para la visita a la casa de Iván, la de Cristal, y de nuevo la de Lila y la mía. Aun cuando tres de esas reuniones fueron para estudiar juntos y ayudarnos para los exámenes finales.

A Marco lo ayudamos en matemáticas, física y biología, a Cristal en matemáticas, a Tomás con química y a mí con literatura un poco e Iván en historia. Hubo momentos en que me sentí mal por estar con ellos en lugar de mis amigos de siempre, sin embargo con ellos nunca podía estudiar sin distracciones o sin sentir una obligación más que un tipo de entretenimiento, además era interesante ver los métodos tan creativos con los que Cristal memorizaba algunas cosas, el razonamiento tan lógico de Iván, la asociación de palabras de Lila, la envidiable memoria fotográfica de Marco y los cuadros y esquemas que Tomás hacía casi por todo.

Cuando estaba convencida de que yo de verdad no tenía ningún método tan interesante para estudiar, pues toda mi vida siempre había leído una y otra vez mis apuntes, ellos me hicieron notar la facilidad que tenía para encontrar las preguntas más importantes que se pudieran hacer del tema o las frases que lo resumían todo. No voy a mentir, al inicio creí que lo decían sólo por decirlo hasta que me vi corrigiendo a alguno de ellos con mis ideas de preguntas relevantes.

Para la primera semana de exámenes finales, Lila e Iván fueron los que se libraron de hacer alguno, el resto de nosotros pasamos la primera vuelta exceptuando Marco que tuvo que hacer segunda de dos materias, las cuales aprobó sin más problemas.

En cuanto los seis estuvimos a salvo de todo el segundo año de preparatoria, acordamos salir a celebrarlo al ir a una plaza donde había renta de videojuegos. En ese lugar tenían los más famosos y comunes de carreras, peleas y de baile así que nos entretuvimos jugando los que antes no probamos hasta que los demás visitantes notaron el modo de jugar de Marco y de Lila, acaparándolos para retarlos.

Obviamente estuvimos con ellos alentándolos en las primeras partidas, mas al ver que estas seguirían un poco más, nos ocupamos en jugar los cuatro algún otro juego. No duramos más de un par de partidas, el par estrella pronto nos alcanzó sin dejar de reclamarnos porque los habíamos dejado solos con tantos extraños.


Luego de ese día disfrutamos nuestras vacaciones de verano a nuestro modo sin reunirnos de nuevo. Seguíamos hablando a través del chat, no nos contábamos de nuestros días ni de las salidas con otros amigos, sólo hablábamos de cosas sin mucho sentido que empezaban con la frase de alguno o sobre cosas que todos podíamos estar viendo en la televisión al mismo tiempo.

Al menos las primeras semanas fue así hasta que Cristal dio la sugerencia de un juego online popular que los seis podíamos jugar para hacer un equipo. Pasamos parte de la tarde y la noche discutiendo de las subclases que podíamos tomar cada uno para hacer nuestro equipo balanceado desde un inicio.

No sé si fue suerte o una demostración más pero fácilmente elegimos lo que seríamos y el cómo nos iríamos desarrollando según las explicaciones de Cristal e Iván que conocían más sobre el juego. Al terminar tarde esa plática decidimos iniciar como tal la tarde siguiente en que al mismo tiempo realizamos la introducción y tutorial hasta que nos dejaron formar nuestro gremio y así jugar a nuestro ritmo.

Esa primera partida la terminamos a las cuatro de la mañana pues comenzamos a reír por cualquier cosa que pasaba, y vaya que pasaban pues los errores que cometíamos a causa del sueño iban en aumento.

Noches como esa fueron varias mientras seguíamos de vacaciones, nos manteníamos en niveles iguales, lo que ganábamos siempre lo repartíamos equitativamente y planeábamos con cuidado qué hacer con el resto.


De pronto salir de casa se volvió aburrido, sin importar si era con mis amigos de siempre o con mi familia ya que mi mente se ocupó por completo del juego y las aventuras virtuales que vivía con esos mismos cinco chicos que poco seguía conociendo. Al menos fue así hasta que planeamos salir de nuevo antes de que nuestros días libres terminaran, lo cual agendamos un día antes de las inscripciones sin que lo notáramos. 

1 comentario:

  1. Quién diría que Lila era buena para los videojuegos? Aunque creí que Iván era mucho mejor pero no me sorprende de Marco.
    Debieron maquillar a los chicos (?)

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