miércoles, 23 de agosto de 2017

Lila

Desde que el profesor nos había hablado de ese examen en equipo mi primer pensamiento fue que, como siempre, terminaría siendo yo quien hiciera la mayor parte mientras el resto del equipo hacía lo mínimo. Para ese tiempo yo ya estaba más que acostumbrada a eso, desde la secundaria me había pasado una y otra vez sin importar quiénes fueran mis compañeros o de qué fuera el trabajo, nunca nadie quería esforzarse, nadie quería ser responsable del liderazgo sabiendo que si se fallaba sería su culpa, y nadie sabía hacer un buen trabajo en equipo. 

Consciente de que nadie cambiaría, dejó de importarme el resto o lo que pensaran. Yo era inteligente, yo notaba las flaquezas en cuanto a esos trabajos, ninguno de ellos lo podía entender así que sólo quedaba una cosa: congelar mis emociones, tomar mi distancia y trabajar como sabía hacerlo, ya sin tomar en cuenta quién de los que se beneficiaba no lo merecía. 

Estar sola se había vuelto constante, quien se me acercaba lo hacía con interés, quien se alejaba y criticaba lo hacía por envidia. Siendo sincera, llegué a pensar que la preparatoria podría ser un nuevo inicio, en el fondo de mí encontraba el deseo de conocer gente que me aceptara y no me usara, gente que tal vez me comprendiera. En los primeros seis meses noté que sólo habían sido falsas ilusiones, deseos muertos. 

No obstante hubo alguien que llamó mi atención en esos primeros días, era el nombre incompleto en un rumor sin fuerza. Decían que en nuestra generación había entrado un chico que en el examen de admisión había obtenido un puntaje de ciento veinticinco de ciento veintiocho aciertos posibles, me desanimó saber que no estaba en mi misma clase y que era difícil encontrarlo por la falta de la noticia completa. 

Hasta después de un mes escuché a un compañero hablando con sus amigos sobre esa persona que buscaba, él había conocido a ese chico en la secundaria así que sabía que era inteligente, callado y antisocial; sabía en qué grupo estaba así que los seguí discretamente cuando fueron para enseñárselos. Físicamente era un chico normal, ni guapo ni feo, se encontraba con algunos chicos aunque parecía más incomodo que nada y por eso se mantenía en silencio. Quise hablarle, imaginé que compartía mi mismo sentir, sin embargo nunca me atreví a hacerlo. 

El siguiente año me sorprendí genuinamente de verlo en el mismo salón aunque a simple vista noté que algo había cambiado a pesar de que no tendría razones suficientes para justificarlo. Bastaron dos meses para ver que no era tan tímido como me había parecido la primera vez pues ahora se juntaba con otros seis chicos junto a los que reía y platicaba sin problemas. Podría no hablar mucho, mas no se veía incómodo entre ellos. 

Lo que terminó con mis expectativas y confirmó el cambio en él fueron las calificaciones de los primeros exámenes, no eran mayores de siete exceptuando en la clase de inglés donde había obtenido nueve aunque en cada clase se la pasaba distraído, no participaba a menos que lo obligaran y parecía no caerle muy bien la profesora. 

Ya no era nada del chico que había llamado mi atención, muchas veces dudé en que el otro compañero se hubiera equivocado, sin embargo en momentos se veía regresar a ese chico que antes podía haber sido al demostrar momentos en que parecía ignorar las pláticas de sus amigos manteniéndose en silencio con la vista viendo más allá de ellos o cuando los profesores le hacían preguntas que siempre podía responder acertadamente, además de que una de las chicas con las que me juntaba me confirmaron que él había sido el del mejor puntaje pues ella había escuchado de sus profesores mencionarlo el primer año. 

Al final de esos dos meses decidí olvidarme de ellos para volver a mi propio mundo hasta que ese trabajo en equipo me despertó de nuevo al verlo como parte de él. Muchas veces me dije a mi misma que no tuviera esperanzas de que con él todo fuera a ser más fácil, por eso me sorprendió saber que las respuestas de él estaban casi tan bien desarrolladas como las mías, al igual que las de Marco quien había respondido un par más que él. 

En todos los años en que me quejé de ese tipo de trabajos, esa fue la primera vez en que no sentí que perdí horas haciendo un trabajo solitario, a pesar de que hacíamos cada quien cosas diferentes, no se sentía como si no ayudáramos al trabajo final, cada quien aportaba lo que podía sin ser menos o más, al menos en los primeros cuatro problemas que todos pudimos responder pues no podía dejar de pensar que podría ser diferente con los siguientes que sólo nosotros tres respondimos. 

Pensaba que Cristal, Valeria y Tomás se harían los desentendidos, que llegarían con la excusa de que de nuevo seguían sin entenderles y que se concentrarían en justificar lo que nosotros hubiéramos resuelto, incluso creía que Marco ya no iría y que Iván tampoco respondería más. 

Debido a eso nuevamente me sorprendieron pues a la misma hora estábamos los seis con cuatro problemas más resueltos y un par que seguíamos sin entender. Pasamos las primeras dos horas justificando lo que teníamos para que ya quedaran completos los primeros ocho, las siguientes dos horas fueron enteramente centradas a intercambiar nuestras ideas sobre los dos que faltaban. 

Poco nos acercamos al resultado cuando dieron las seis, estábamos agotados y hambrientos pues sin que nos diéramos cuenta el cielo había comenzado a oscurecer. Recogiendo con rapidez las cosas, cinco de nosotros salimos a contestar las llamadas perdidas de aquellos que se preocuparon por ser tan tarde. 

—Creo que deberíamos pedir ayuda. —Ante la inesperada propuesta, los cinco nos giramos hacia Cristal quien pareció encogerse al ver la atención puesta sobre ella, sin embargo no se intimidó por completo pues siguió su idea—. Sólo sería preguntar si estamos bien en la forma que lo hacemos o si necesitamos algo más, no que nos dé la respuesta. 
—El profesor nos dijo que lo hiciéramos solos… —Para mi sorpresa, Iván fue quien tuvo que ser el aguafiestas y no yo. 

—No es como si se llevara bien con el resto.—La sugerencia fue dada por quien estaba segura que la daría, Marco sólo se encogió de hombros sabiendo que era lo que se esperaba de él—. Tal vez nadie le diga lo que hicimos. 

—Yo tengo una amiga en el grupo de la profesora Estela, ella no se lleva nada bien con nuestro maestro y es muy accesible. —Valeria sonrió orgullosa de ayudar con el plan. 

Mientras Tomás también se escogía de hombros sin desaprobar la idea, Iván y yo intercambiamos una mirada insegura ya que, supuse, los dos teníamos miedo y desconfianza de las consecuencias si el maestro se enteraba a pesar de que la forma en que ellos explicaban que sería seguro era tan convincente. 

—Hablaré con mi amiga al llegar a casa, así que pásenme sus correos para encontrarlos en Internet. —Sin dejar de hablar, sacó una pequeña libreta y una pluma para que anotáramos lo que pedía. 

—Yo… no tengo ningún tipo de red social. —Odiaba esas cosas, a todos los que las tenían los obsesionaba estúpidamente, te hacían perder tiempo y alejarte de los que tenías enfrente y, además, estoy segura de que no tendría con quien perder mi tiempo ahí. Aún así me fastidiaba tener que admitir que no poseía ninguna de esas cosas pues siempre seguía la misma pregunta: ¿por qué no? 

—Oh, está bien, entonces que sean sólo sus números y por mensajes en el chat, así que asegúrate de instalarlo aunque sea sólo para este trabajo ¿sí? 

A cualquier otro que me había sugerido lo mismo, como lo hicieron las chicas con las que me juntaba en el salón, les había negado la petición, sin embargo Valeria no lo decía por obligarme a usar lo popular y por comodidad para ella, sino por todos y por el trabajo así que acepté hacerlo. 

Saliendo, Valeria se encontró con el auto de su familia ya frente a la entrada para recogerla, Marco y Cristal fueron hacia la derecha para llegar a la estación de sus autobuses mientras los otros dos chicos y yo tomábamos el camino a la izquierda por nuestros transportes.

Tal cual la vez anterior, los tres caminamos juntos sin hablar pues Tomás llevaba puestos sus audífonos, Iván parecía un tanto molesto y yo me encerraba en mis pensamientos, como siempre.

1 comentario:

  1. Me gusta ver la diferencia de pensamientos de tus personajes y su personalidad, la verdad no esperaba a Lila tan fría.
    Le gustó Iván (?)

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