El comentario de Alicia poco tuvo
para quedarse prendado de las memorias de los chicos debido a que la única
puerta del lugar por fin se abrió. Los veinticinco chicos se encogieron lo más
que pudieron en sus lugares exceptuando a las parejas que bordeaban la puerta,
estos observaron a los tres militares que entraron.
Vestían ropas de los soldados del
país donde habían estado, Kiza y Yone no podían recordar si eran los mismos que
los habían noqueado o los que habían buscado más personas en su edificio. Los
tres llevaban sus rifles a la espalda, dos de ellos se quedaron a los lados de
la puerta impidiendo la salida de cualquiera que lo intentara mientras que el
tercero dio un paso hacia adelante para contar a los chicos y analizarlos antes
de comenzar a hablar.
—Todos ustedes han sido traídos a
este lugar después de corroborar que no tienen un lugar establecido y que sólo
vagan.
>>Por ello, y porque
ya se han tenido muchas bajas en el frente, se ha decidido que se les entrenará
con la finalidad de que sirvan a su país como unos soldados especiales,
auxiliares. Como tal serán preparados por los siguientes siete días hasta que
se les envíe al país enemigo a cumplir con su misión.
>>Les voy a pedir que
salgan al patio en este momento con orden, no traten escapar de ninguna manera
pues una bala es mucho más rápida que sus pies —en sus lugares algunos de los
chicos se vieron entre ellos mostrándose asustados o inquietos sobre las palabras
del hombre. Fue hasta que los tres llevaron sus armas hacia adelante que los jóvenes
por fin se levantaron—. No serán lastimados de ninguna forma mientras sigan
nuestras indicaciones, nosotros no somos el enemigo que deben odiar.
Con los dos soldados bordeando la
puerta los chicos salieron por fin de la habitación. Frente a ellos se encontraron
con el patio al que deberían dirigirse, desde ese lugar pudieron examinar mejor
el sitio donde los habían llevado. Altas murallas de poco más de tres metros
cubrían el único edificio del lugar que estaba dispuesto en forma de L con el
patio en el centro, dicha construcción estaba compuesta por cuatro pisos; más
de treinta y cinco habitaciones habían sido parte de los salones de esa escuela
abandonada por los tiempos difíciles junto a las de las oficinas, almacenes,
baños y el comedor. Para formar una herradura con los edificios, había una
segunda construcción más pequeña en cuanto a perímetro, este tenía en la
porción baja un auditorio y en la porción superior una piscina ya seca.
Notaron que la mayor parte de las
habitaciones estaban siendo utilizadas como hospital auxiliar para soldados y
campo de entrenamiento aunque ellos eran los más jóvenes ahí dentro. Los
hicieron formarse en cinco filas siguiendo un orden por alturas, los tres
soldados se plantaron de nuevo frente a ellos para examinarlos por unos
segundos, los más nerviosos y desconfiados notaron que detrás, en los pisos
superiores y en otros puntos estratégicos por las murallas había más soldados
encargados de la vigilancia general. No tenían forma de dejar ese lugar.
En ese primer día les hablaron en
concreto sobre su labor en el país enemigo, de cómo irían vestidos y actuarían
como chicos normales para acercarse más hacia soldados y refugios donde podrían
cumplir misiones de espionaje aunque la mayor de su misión sería la eliminación
de soldados activos. Después de la explicación que dejó a muchos preocupados y
asustados, los hicieron seguir un corto entrenamiento de acondicionamiento que
empezó con trotar alrededor del patio en once vueltas.
El segundo día se concentró en
más acondicionamiento físico y en la enseñanza sobre las armas que se les
proveería: una pistola semiautomática, un rifle de francotirador y un cuchillo
de caza. Sólo la segunda no la portarían a todos lados pues sería la que se les
entregaría cada que se les asignara una misión especial, la cual se las explicarían
cuando el momento llegara. No sólo les enseñaron a usarlas, también a darles
mantenimiento, repararlas y armarlas, además de que les dieron una corta
explicación sobre el resto de las armas que pudieran encontrarse, esto con el
fin de evitarlas, robarlas o destruirlas. De entre los que más rápido
aprendieron el uso de las armas fueron Tanan, Kiza, Yone, Kazu y Suji.
El tercer día continuó con los
entrenamientos de acondicionamiento y el uso de armas, se le agregó una extensa
clase sobre la geografía del territorio enemigo, la zona por la que llegarían,
los puntos tomados por los soldados de su país; la vestimenta, armas, vehículos
y zonas de mayor congregación de los soldados enemigos y las estrategias que
les conocían. Les advirtieron que no los querían viajando en grupos grandes y
que la mayoría de las veces debían pasar inadvertidos tanto con sus compañeros
soldados como a los enemigos.
El cuarto día siguió acumulando
las labores anteriores, en este día se les agregó el entrenamiento completo de
peleas cuerpo a cuerpo pues lo necesitarían en los momentos en que requirieran
de robar comida o cuando perdieran sus armas y aún necesitaran defenderse. El
día anterior había sido un tipo de descanso para sus cuerpos en entrenamiento,
sin embargo ese día volvió a aumentar, dejándolos de nuevo exhaustos a la hora
de dormir aunque ya no terminaban tan adoloridos como el segundo día.
En su quinto día los mantuvieron
todo el tiempo activos puliendo las habilidades enseñadas, en conjunto con la
implementación de nuevos ejercicios que les demostrara que habían aprendido
correctamente la forma en que se mantendrían en el país enemigo.
Su sexto día fue de descanso
medio pues el inicio de este lo tuvieron centrado en los conocimientos de
primeros auxilios y otros tratamientos de supervivencia que pudiera aplicar
individualmente o entre ellos. Con esto se les prohibió acercarse a las zonas
donde se desarrollaran batallas más grandes entre verdaderos soldados. El resto
de su día terminó con más acondicionamiento.
El día final fue de relativo
descanso. Se revisó que todos hubieran desarrollado al máximo sus habilidades;
se les entregaron mochilas, a los que no tenían antes de ser capturados, donde
pudieran ocultar sus armas, municiones, dos mudas de ropa, unas pocas medicinas,
vendas y utensilios para el tratamiento de sus heridas. Cerca de la tarde el
mismo trío de soldados se presentó en su solitaria habitación en la que al
final del segundo día se les habían otorgado literas.
—Han concluido satisfactoriamente
su entrenamiento, ya pueden ser llamados como Soldados Auxiliares, sin embargo
aún hay una advertencia que debo darles —repasó a cada uno con la mirada antes
de seguir hablando—. Allá afuera se encontrarán no sólo en el territorio
enemigo, sino en el campo de batalla de una verdadera guerra, no deben mostrar
piedad de ningún tipo pues ellos no se las mostrarán si los llegan a descubrir
sin importar sus edades.
>>Sé que algunos de ustedes
llegaron juntos pero deben recordar que si alguno de ustedes es herido no
tienen tiempo que perder en recuperaciones, deben seguir su camino. Lo mismo va
para cuando alguno de ustedes muera, no pueden quedarse lamentando su muerte
por mucho tiempo, lo mejor es que ni siquiera lloraran y continuaran en lo que
se le ha encomendado. Maduren de una buena vez, ya nadie los verá como niños
mientras estos conflictos continúen.
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