lunes, 13 de noviembre de 2017

Tomás

El helado que nos comimos ese día en especial, cuando nos dimos a conocer más personalmente, se sintió como el más delicioso de todos. La aparente incomodidad que entre nosotros se levantó por lo contado, se fue evaporando mientras caminábamos hacia la plaza contigua a la escuela, como tantas veces ya habíamos hecho con otros amigos y con ellos.

La plaza era un sitio solitario durante la semana, exceptuando por las visitas ocasionales de nosotros los estudiantes que aprovechábamos horas libres para pasear por sus pasillos. La mayoría prefería la plaza del lado contrario porque tenía tiendas más sofisticadas y abiertas, además de que era más grande. Sólo por eso a nosotros nos gustaba esa.

La mayoría de los locales estaban cerrados hasta la una, sólo algunos de comestibles y el supermercado abrían desde temprano. No era difícil encontrar mesas en la zona de comida así que ahí nos reunimos con nuestros helados para seguir hablando como siempre, dejando de lado el tema de los padres.

Siendo sincero, estaba preocupado por Marco ya que fue el que se mostró más incómodo hablando de su familia, sin embargo pronto sobrepasó su silencio con sus usuales bromas y relatos sobre las rarezas que solía hacer con sus otros amigos. En nada volvió a ser el chico fanfarrón y rebelde al que nos habíamos acostumbrado, así como Lila recuperó su humor que tan bien había disimulado a pesar de lo que nos había contado.


Ese fue el mejor año que tuve, me divirtió tanto que sentí que se fue más rápido de lo que hubiera deseado. Un día estábamos en el primer día y al otro ya se estaban acomodando para ocupar su lugar en la foto de generación.

Ninguno de nosotros seis se arregló ni interesó en tal foto, no sentíamos que tuviera algún significado especial pues sólo estábamos terminando un grado más y que la que valdría más la pena sería la de la carrera. Por esa razón ese día fuimos con nuestras ropas de siempre a ver desde abajo al resto de los compañeros formarse por estaturas, todos vistiendo formalmente con su blusa o camisa blanca, el pantalón negro y corbata del mismo color para los hombres.

Lo único divertido de ese día fue ver a los que estaban en las gradas hacer la ola mientras esperaban a que todos ya estuvieran en su lugar. Al cabo de casi una hora los dejaron bajar para comenzar a tomar fotos por grupo, sólo en esa decidimos participar para que nuestro grupo no se viera tan incompleto y porque sería curioso salir ahí con nuestra ropa tan informal.

Los fotógrafos no reclamaron ni se mostraron interesados en nosotros, nos acomodamos de forma que de un solo lado quedáramos los seis. A un amigo mío que iba pasando por el lugar le di mi celular para que nos sacara una foto de ese momento, la única que valdría la pena.

Al final nos tuvieron que robar a Cristal, Valeria y a mí de los amigos que nos pidieron fotos del momento. Sólo aparecimos en un par antes de que los otros tres nos tomaran del brazo para llevarnos a nuestro sitio de siempre, ahí nadie nos vería ni pediría por las fotos que seguramente, eso dijeron, volverían a sacarnos en la entrega de diplomas.

Y, efectivamente, así fue.

Logramos vernos al llegar a la ceremonia, habíamos decidido llegar temprano para ayudar a Marco con su peinado, a Lila con su maquillaje y a Valeria con su cabello. El día anterior acompañamos a Marco en buscar de su ropa formal pues aseguró no tener nada presentable que le quedara así que fue una buena excusa para pasar la tarde juntos. Aun cuando no necesitábamos excusas para eso.

En cuanto los seis nos veíamos bien, sacamos una rápida fotografía antes de que nos llamaran a ocupar nuestros lugares, más porque Lila daría el discurso de despedida. Como teníamos que estar sentados alfabéticamente por nuestro apellido, a los seis nos tocó lejos de nosotros mismos, al menos yo tenía a un amigo cerca así que no fue tan aburrida la espera del discurso de Lila y la entrega de nuestros diplomas.

Al salir creímos que por fin nos reuniríamos, mas el resto de nuestros amigos lo impidió. A Cristal, Valeria, Marco y a mí nos llevaron de un lado a otro para sacarnos fotos, ni tiempo nos dieron de reunir a nuestras familias mientras nos esperaban. Fue una suerte que Lila e Iván terminaran sus fotos y se encargaran de reunirlos.

No sé cuánto nos tardamos, sólo recuerdo a nuestras hermanas ayudándonos a librarnos para que nos llevaran junto a Iván y Lila a nuestro sitio secreto para que ellas nos tomaran nuestras fotos, las que más deseábamos.

Después de ese evento el tiempo pasó aún más rápido. Nos vimos algunas veces durante las vacaciones, aun estando entre inscripciones a las nuevas escuelas. Cuatro de nosotros iríamos a la zona central de las facultades, no estaríamos tan lejos como Iván y Marco que habían sido enviados a las escuelas al otro lado de la zona central y, además, les dieron horarios vespertinos. No les molestaba, pues sus casas no quedaban tan lejos como lo habría estado donde a nosotros nos tocó.

Todavía en todo el primer semestre de la carrera pensaba que estábamos de vacaciones y que cuando estas se terminaran, volveríamos a estar los seis en un mismo grupo, que no faltaba mucho para estar juntos como antes. Eso me daba ánimos junto a las largas pláticas que teníamos por el chat de siempre, por lo menos cuatro veces a la semana hablábamos de cómo nos iba, las personas que conocíamos y las materias.

Era divertido que todos tuviéramos materias tan diferentes, sólo algunas de Lila y mías se parecían aunque nunca hablábamos de qué tan real era eso por todo el estigma que nos estaban enseñando sobre las relaciones de médicos y veterinarios. Nunca nos subestimaríamos entre nosotros, pero preferíamos ignorarlo mientras.

Las tres chicas y yo podíamos vernos más seguido por la cercanía de nuestras facultades, nos encontrábamos cuando alguno salía más temprano de sus clases o cuando terminaban a la misma hora pues nuestros caminos de regreso ya eran similares, al menos la mitad de estos.

Los otros dos se mantenían concentrados en lo suyo sin olvidarnos, nos contaban las diferencias que podría haber con las facultades de la zona central y de cómo tenía una arquitectura muy similar a la de la preparatoria. Sobre todo la biblioteca.

Con quien más me mantenía en contacto era con Iván porque lo había conocido en primero de prepa, no había sido sencillo para él acercarse a otros, yo fui uno de los primeros en notarlo e invitarlo. Temía que se quedara solo por eso, sin embargo él me contó como en el primer día se juntó con otros chicos fácilmente y que aún seguía llevándose bien con ellos. De alguna forma había cambiado y eso me tranquilizó un poco.

Como no podíamos estar los seis juntos durante los semestres, nos reuníamos en cuanto se acababan los exámenes finales y estábamos todos seguros de no necesitar extraordinarios. No tardábamos en decidir el lugar y la hora, ningún día fuimos impuntuales, demostrando que aún queríamos estar juntos después de esos casi seis meses en que sólo podíamos hablar por el teléfono.

No paramos de hablar de lo novedoso de la universidad, de los amigos o profesores que conocimos, hablamos de lo que nos esperaría en los siguientes semestres y disfrutamos comer juntos. Marco seguía consiguiendo trabajos de medio tiempo pues tenía la ilusión de rentar un cuarto cerca de su escuela para irse separando más de su familia aunque significara que ya no recibiría esa parte que ellos le daban, lo cual no era una verdadera pérdida, como él decía, pues cada día le daban menos.

Valeria ya viajaba más en el transporte público, sus padres no dejaban de ser sobreprotectores aunque habían bajado un poco de su locura. Cristal se había distanciado aún más de su padre, ninguno de nosotros la juzgó pues ella entendía porqué lo hacía, más de lo que nos pudiera explicar.

Lila seguía estudiando mucho, tal vez más, y por eso no siempre salía con nosotros tres que estábamos en la zona central. Estaba decidida a terminar a pesar de todos los problemas que nos decía que su carrera significaba actualmente. Iván hacía su esfuerzo a medias, no siempre se veía con ganas, por lo que me contaba, además de que siempre me respondía mis mensajes aunque estuviera en clase.


Por esos primeros semestres seguí deseando y esperando el día en que las vacaciones se terminaran para que pudiéramos reunirnos de nuevo en un grupo. No tardó mucho en perderse ese sentimiento. 

1 comentario:

  1. Ahora Google no me notificó de tu historia D':
    Me gustó el salto en el tiempo! Aunque ahora pienso que falta poco para el final...

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