La fiesta dio inicio, las almas
acudieron al llamado de sus seres queridos cuando la hora llegó. A pesar de que
podían regresar al mundo terrenal, no tenían un cuerpo que los vivos pudieran
percibir y, sin embargo, era el significado de la tradición lo que les permitía
reunirse con ellos como si los pudieran ver.
Siendo quien era, no sentía nada
al contemplarlos partiendo con los rostros brillantes de alegría y expectación
aunque un parte de ella se sentía satisfecha. Por otro lado, al encontrarse
entre aquellos que quedaban solitarios en la zona, la pesadumbre que muchos
demostraban se mezclaba con el razonamiento de que pronto no tendrían que
esperar más.
Toda alma que llegaba al mundo de
los muertos, pasaban por un periodo que no tenía equivalente con el tiempo
humano, durante ese lapso se esperaba ver si serían llamados de regreso en
dichas celebraciones o si ya no había quién los buscara más. Esa espera les
brindaba un descanso a las almas antes de enfrentarse de nuevo al mundo de los
vivos donde podrían variar entre especies pues los animales y las plantas
también llevaban un espíritu.
Caminando entre aquellos que
esperaban, fue que recordó la última plática que había tenido con un alma, lo
cual era inusual ya que cuando estos llegaban a su mundo se alejaban de ella
como si no la vieran o como si no existiera; se había encontrado con un alma
realmente vieja y cansada ya de los cambios, al investigar sobre ella fue que
supo de los infortunios por los que ya había pasado, justificando su sentir.
Era a ese tipo de espíritus a
quienes se les otorgaba la reencarnación en árboles o plantas de vida larga
pues era esta la única forma en que el descanso era más duradero al bloquear
por completo sus sentidos como si este se encontraran dormidas. No había mejor
solución para esas pobres almas agotadas, no obstante el aumento descontrolado
de los humanos y la destrucción de flora y fauna provocaba que la rotación de
almas tuviera que acelerarse, que muchos de ellos que dormían se vieran
obligados a despertar sin el descanso suficiente.
Su manejo de tantas almas ya no
le permitía seguir atentamente el caso de ese espíritu en particular, por lo
que sólo le restaba esperar que al regreso de él pudiera detectar su
agotamiento y enviarlo al reposo largo, al igual que haría con la señora A en
ese momento.
Al finalizar su labor decidió que
de nuevo volvería con los vivos, esta vez su objetivo era cerciorarse de que la
cantidad de almas que aún se veía obligada a enviar era evidente entre los
vivos y, tal vez, encontrar la razón por la que estos iban y venían de una
forma tan rápida.
Se paseó con la apariencia de un
joven de edad indefinida, desde afuera visitó distintos cementerios, se asomó
por ventanas de algunas casas para admirar las ofrendas hechas de formas tan variadas
aun siguiendo unas características similares, apreció las chicas, las grandes,
las incompletas, las demasiado llenas, las infantiles y las adultas; observó
las realizadas en espacios públicos y se dejó cautivar por algunas de las
celebraciones aparte donde la música, los disfraces, los alimentos y las
proyecciones mantenían a los vivos alegres.
Al atardecer se concentró en los
periódicos y la televisión, escuchó las mismas razones que en el pasado habían
movilizado las almas con tal velocidad aunque las enfermedades hubieran
disminuido en gran manera.
A punto de que el cielo comenzara
a oscurecerse, avanzó por la orilla de un río contaminado y con más apariencia
artificial. A lo largo de este los humanos se ejercitaban corriendo o
caminando, mientras que algunos cuantos lo usaban de desviación sobre sus motos
o bicicletas; imitando su falta de atención en el resto de los que usaban ese
camino, paseó un poco más hasta que de nuevo alguien captó su atención.
Debido a que era Ella, notó las
fluctuaciones en la vitalidad de un humano. Se trataba de una joven, llevaba
unos patines en los pies a pesar de que se encontraba recostada sobre el pasto;
el clima era ligeramente frío y esa chica no llevaba nada encima más que su
camiseta negra por lo que fácilmente se veía las consecuencias de la baja
temperatura al hacerse más evidente sus venas.
—¿Estás bien? —No estaba segura
si las fluctuaciones en su vitalidad se debían al frío que sentía, a alguna
enfermedad o algo más; sin embargo lo que la llevaba a interaccionar con ella
era una razón más profunda.
—¿Qué? ¡Ah sí, lo siento!
—Sorprendida abrió los ojos y se quitó uno de los audífonos que llevaba
mientras veía al joven que se le había acercado, al inicio pareció temerosa
hasta cambiar lentamente a la desconfianza. Hizo el ademán de levantarse, mas
su acción se vio interrumpida al sentarse aún viéndolo—. ¿Te puedo ayudar en
algo?
—No lo sé. —Permaneció de pie frente a la
chica, la gente que pasaba seguía ignorándolos—. ¿Cuál es tu nombre?
—Claramente notó cuando la humana enarcó una ceja, unos segundos antes de que
la seriedad volviera a ella mientras apagaba la música de su reproductor.
—Nelli. —Tras unos segundos de
duda, la respuesta que dio fue verdadera. Estando en el mundo de los vivos, no
podía obtener la información de las almas por leyes más poderosas que ella
misma, por eso debía preguntar los nombres y esperar a que regresara a su
hogar—. ¿Has venido por mí o algo así?
—¿Debería?
—Te estaría infinitamente
agradecida, pero… ¿podrías esperar? —Se dejó caer de nuevo, así que él se sentó
a su lado, recordando la última conversación—. Queda menos de un año, hay un
sueño que debo cumplir… sólo así no me sentiré tan culpable por lo que dejaré.
—Yo no me llevo a nadie, yo sólo
espero a que lleguen.
—Tiene lógica —Colocando los
brazos detrás de la nuca, la joven observó el suave movimiento de las ramas y
hojas del árbol que tenía sobre de ella—. ¿Puedo hacer una pregunta?
—Los humanos siempre las tienen,
las respuestas son las que difícilmente consiguen por mucho que busquen.
—La curiosidad nos ha llevado
hasta aquí, de alguna forma —Se encogió de hombros, al decirlo había hecho una
expresión de enojo o desagrado, Ella no estaba segura de la razón—. ¿No se
pueden desechar las almas? No sé si haya tantas para todos los seres vivos pero
¿qué pasa con las almas que han provocado mucho daño?
—Se
reinician las almas, de lo poco que pueden conservar para ir a la nueva vida,
esto queda eliminado para que su carácter se vuelva a formar.
Nelli no habló más, en silencio
se quedó al lado de Ella haciéndola que se preguntara si estaría pensando en lo
que había cuestionado o en algo más, no estaba segura aunque le parecía verla
más tranquila. El sol dejó de percibirse cuando la joven se levantó, en esta
ocasión también lo hizo Ella sabiendo que era tiempo de dar la última vista de
la temporada.
—Esta vez no puedes darme nada
que me convenza de lo contrario —Nelli bebió un poco del agua de la botella que
llevaba en su bolsa—. Ya no creo soportar más regresos, ya estoy cansada de la
felicidad y del dolor. La vida ya me aburre.
Conforme la figura de la joven se
iba volviendo más borrosa por la distancia, notó como las fluctuaciones volvían
dentro de ella, lo que era el único indicio de que ya no era solamente un alma,
sino que era el alma de Nelli.
Esta vez su prioridad al regresar
fue la búsqueda de la información de esa alma, primero para asegurarse que,
efectivamente, se trataba de la misma que anteriormente había llevado el nombre
de Toctli; y después prevenirse de lo que vería cuando Nelli regresara a ese
mundo fuera en el tiempo que le dijo que le quedaba o antes.
Aprovechando el adelgazamiento de
la brecha entre los vivos y los muertos, se quedó pendiente del tiempo humano.
Debido a eso pudo notar cuando los niños regresaban de su viaje del primero de
noviembre, para dar paso a los adultos en el segundo de noviembre.
Once meses humanos
transcurrieron, nuevas almas llegaron y se fueron durante ese tiempo hasta que
llegó la de la joven N. La Muerte se había mantenido ocupada por el incremento
de muertes en esa región, sin embargo detuvo todas sus actividades en el
momento en que esa alma de apariencia desgastada, movimientos lentos y
melancólica llegó a instalarse en el rincón donde esperaría su siguiente
cambio.
—Ellos me llamarán de regreso
esta vez... —N se giró a ver a La Muerte cuando esta se plantó frente a ella, a
sus ojos era de nuevo el joven con el que había hablado a las orillas del canal
por lo que frunció el ceño confundida—. ¿No es mujer?
—No tengo, siquiera, un cuerpo;
son ustedes quienes dan una imagen tanto a mí como a este lugar según sus
creencias —Le ofreció la mano para levantarse, N lo hizo ya sin temor ni
confusión pues su memoria sobre aquella conversación volvió completa a ella—. Tú
dejaste de creer en el cielo o el infierno, así que por eso ves este lugar como
un espacio gris y cavernoso, podrías haber ignorado mi presencia todo el tiempo
de espera para el siguiente cambio, sin embargo el haberme visto ya dos veces
te dio la posibilidad de verme aquí.
—Este sitio es muy complaciente
—Caminaron con lentitud, el alma vieja observaba a otros espíritus en sus
tiempos de inactividad, notaba a algunos más centrados en sus imágenes del
mundo donde se encontraban que otros quienes llegaban a mostrarse aburridos.
Su andar se detuvo frente a dos
puertas de aparente mármol, eran de un color negro con líneas doradas
adornándolas. La Muerte abrió una de ellas para dejarla pasar primero a una
sala circular que tenía un par de estrados que bordeaban dos puertas de
apariencia completamente similar. Llevó a la joven N a ocupar el centro del
lugar en lo que ella se colocaba detrás de uno de los estrados, el segundo lo
ocupó una sombra de aspecto humanoide que provocó un escalofrío en la joven por
lo vació que ese ser parecía.
—El alma, cuyo último nombre ha
sido Nelli, ha reencarnado un total de 2793 veces siendo parte de las almas del
segundo periodo. Ha recorrido una vida completa un total de 956 veces, en 987 ocasiones
ha muerto por acción de un tercero y 850 veces ha sido por acción propia. —Los
datos nombrados por el ente humanoide hicieron a N sentirse más cansada de lo
que creía haber estado, incluso se sintió incómoda por no estar segura de que
hubiera hecho eso tantas veces—. El veredicto obtenido de las almas que la han
conocido fue a su favor.
—El mío es en contra —La respuesta
de La Muerte la confundió—. Quitarse la vida es la peor de las ofensas, aún si
más de la mitad de tu conteo sean accidentales, el que haya tantas por simple
aburrimiento es agraviante, además de que hay muchas entre las de terceros que
fueron también por tu propia decisión —Los ojos del joven que la representaba,
la observaron con severidad, por unos segundos se sintió arrepentida al
recordar a los que había dejado atrás pues se había portado como una desagradecida.
>>Por eso es que el alma N
deberá pasar por el tiempo de espera, regresando al llamado de cada dos de noviembre
con la familia que ha hecho sufrir; al término del último llamado se le
otorgará el descanso en flora de vida larga nuevamente —N sintió el dolor en su
pecho por la desesperación y tristeza que tendría que seguir soportando, sabía
que la decisión estaba justificada y era lo correcto por su egoísmo, no obstante
la decepción era tan abrumadora como siempre—. Al final de esa vida será que se
dividirá y reiniciará el alma.
Todos los sentimientos en N se
calmaron, podía no conocer el método que utilizarían o el tiempo que debería
esperar, mas estaba segura de que esa sería la solución a su falta de
motivación. Sería esa la única forma en que por fin podría descansar de verdad
y esperar a que sus ilusiones por la nueva vida volvieran.
La Muerte es segura y justa ¿no
es cierto?
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