Acompañando el gris de el cielo, una poca luz restante del día es amenazada con la brisa llena a olor a lluvia; el silencio a mi alrededor únicamente es interrumpido por un ligero zumbido que no logra dispersar la serie de pensamientos que ese día me tiene caminando en dirección opuesta a donde debería encontrarme con todos ellos.
Atravesando el pedazo de naturaleza aún viva al este de nuestra acogedora mansión olvidada, me dirijo hacia el lago que hace tiempo había tranquilizado mis pensamientos junto a los suyos, así como había traído a los nuevos chicos sin mucho tiempo de haber sido creados como los que yo había estado negando.
Ese día no pensaba encontrarme a nadie, sin embargo él me siguió. En silencio caminó pisando mis mismos pasos, en silencio se sentó a mi lado en la única roca con el espacio suficiente para ambos mientras contemplábamos en silencio el reflejo danzante de la media luna sobre el agua que apaciblemente formaba ondas.
Tantas veces había solicitado la presencia de los mismos chicos una y otra vez olvidándome de aquellos a los que más les debía el confort que últimamente yo misma no había podido encontrar en nadie. Y por eso hoy estabas a mi lado recordándome que sin palabras me había prometido no volver a provocar que alguno de mis chicos volviera a experimentar la desesperación que a ellos catorce ya les había provocado, y sólo contando a quienes sus historias permanecerían en secreto.
—Había prometido no hacerlo de nuevo y planeaba cumplirlo, cada noche me esforcé por no crear rostros ni nombres en esas cortas historias que mi cerebro nunca pudo dejar de crear —recargó su alborotada melena negra en mi hombro mientras juntaba sus manos y recorría su palma con su pulgar, yo recargué mi cabeza en la de él—. Sin embargo parece que no puedo evitarlo por mucho tiempo y termino descargando toda mis frustración de la forma más violenta que puedo tener... y lo odio, esa es la parte de mi imaginación que odio.
—Tarde o temprano sucedería —pocas eran las veces en que él me respondía pues pocas veces eran las que nos encontrábamos solos, sin embargo yo lo conocía y sabía que él no era tan silencioso como aparentaba—. Debes entender que en este lugar podemos olvidar, perdonar y recordar lo que fuimos antes de cambiar.
—Si ese es el caso seguiré trayéndolos y recordándolos.
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